Hipnotista de tres brazos

Foto: Rubén Vélez
Foto: Rubén Vélez

Por: Sergio Marentes

Si el reloj de pared

aquel utensilio de cocina desprestigiado por limpio

o por sucio

o por su tres bracitos desiguales

camina a velocidades estrambóticas

casi corriendo

casi volando

casi teletransportándose como Gokú

mientras los deberes y las personas gatean sudorosas

se puede (quizá se deba) concluir que:

  1. Está descompuesto.
  2. Se olvidó de ser reloj.
  3. Quiere herir los cánones de sus ancestros a su antojo.
  4. Son muchas cosas para lo poco que tiene en sus tripas.
  5. El hombre que observa es muy pequeño.
  6. Es un reloj hembra.

 Yo ya concluí que un reloj es una bomba de tiempo.

Y muchos hombres que dicen qué es ser hombre.

Y muchos más relojes que dicen qué es ser tiempo.

Y muchos poetas que hacen mucha poesía.


Sergio Marentes en Twitter.


 

Sergio Marentes

Animal que lee lo que escribe. Cabecilla del colectivo poético Grupo Rostros Latinoamérica. Fue fundador de «Regálate un poema» y editor de la revista Literariedad. Colaborador de diferentes medios Hispanoamericanos con aforismos, poemas, articuentos, cronicuentos y relatos de diferentes tipos. Ha publicado el libro de relatos «Los espejos están adentro» y ocho libros de poemas que no ha leído nadie.

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