
Por: Natali Sarmiento*
¡Nada!
En este país solo quedan cenizas, no hay ni un pequeño trozo para empezar a reconstruir.
Se dice llamar patria: yo veo una fosa sombría y pérfida.
Y la pregunta: ¿qué cambiaría?
Es tentador y causa vehemencia, conseguir decir adiós a esta pseudonación.
¡No pido: ruego!
¡Ruego! Que la inseguridad no haga de nosotros seres insensibles.
¡Ruego! Que la riqueza otorgada no sea motivo de malicia hermana de la codicia.
Que las montañas y ríos prevalezcan ante la cara de lo aurífero.
Que la violencia pueda perecer.
Que el hombre deje de ser hombre.
Que la corrupción no siga pudriendo nuestras entrañas.
Que los animales sean hombres ya que estos fracasaron.
Que la noche no llegue.
Que el día no marche.
Que el cielo escupa ácido y sacrifique la crueldad.
Que el pecado sea condenado no ahuyentado.
Que haya firmeza y sabiduría.
Que la depravación no sea palabra.
Que en el mar haya libertad.
No hay conducta, no hay valor,
pisoteé la dignidad, golpeé al débil y mi arrepentimiento fue efímero como el suspiro.
Quien mató la piedad, estoy harta de buscarla en este lugar.
Soy cobarde por no gritar y pedir mansedumbre, por no morir luchando contra la voluntad.
¡Torpe es el hombre que mata y goza en el nombre de Hades!
No quiero vivir en este lugar pero tengo miedo de morir.
Vi fenecer de hambre y no hice nada,
Vi golpear y di la espalda,
Vi llorar un niño y cerré mis ojos.
Vi a un mendigo rogar y sentí asco y hoy vomito al ver mi rostro en este espejo.
Somos una plaga, “maníaca razón”.
Y aun así sé y entiendo que estas palabras van a quedar en este ridículo escrito.
¿Qué sirve en este país? Vuelvo al comienzo: ¡nada!
* Estudiante de Lenguas Modernas UECCI
Me gusta la idea del poeta como caminante o peatón que observa la realidad, dialoga en la calle, reflexiona. Enrique Lihn y los otros poetas chilenos de su generación también entendían la poesía como algo desenvuelto en la calle y sus avatares, más bien como acción. Pero si vamos a actuar con la poesía en las manos hay que pensar bien cómo hacerlo, y creo que en este sitio llamado Literariedad hay consciencia suficiente para ello. Gracias por seguir mi blog. Un saludo desde España.
Por un momento pensé que estaba leyendo el extracto de un libro de Pío Baroja. Excelente escrito
Madre mía… ¡Cuanta razón! Me he quedado maravillada con esta entrada.
Me gusta tu blog, me pasaré más veces.
Saludos, Laura. 🙂