
Si un escritorio cualquiera
de repente
queda huérfano de hombre
tiene pocas opciones
aunque un solo camino
si quiere seguir siendo un escritorio cualquiera:
o reemplazar al hombre con otro menos hombre
o convertirse en piedra tallada por Miguel Ángel
o aprender el idioma de los hombres y pedir, por favor, no ser usado
o, aunque menos ortodoxa, convertirse en un hombre que no usa escritorios.
Un comentario sobre “Lengua de camaleón enroscada sobre sí”