Crónicas de un país al límite

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Por: Camilo Alzate

“La información, tal y como existe, consiste en decirla a muchísima gente qué le pasa a muy poca: la que tiene poder. Decirle, entonces, a muchísima gente que lo que debe importarle es lo que le pasa a esos. La información postula, impone una idea del mundo: un modelo del mundo en que importan esos pocos. Una política del mundo.” Martín Caparrós, La Argentina crónica, pág. 11.

Con un sugestivo y brillante prólogo de Martín Caparrós, el libro La Argentina crónica: historias reales de un país al límite reúne textos entre lo mejor del periodismo narrativo de comienzos de siglo en la Argentina. No debe ser coincidencia que inicie con Operación Jajaja, título que parece un guiño en clave de humor al hito fundacional del género en la Argentina, Operación masacre, de Rodolfo Walsh, aunque también podría ser un coqueteo con una comedia vieja de nombre similar. Supongo que la Argentina de los cadáveres arrojados al basurero de Walsh tiene nada y todo que ver con la del empresario que contrata reidores de carcajadas profesionales para sus series de telecomedia. Conviene manosear la manoseada frasecita de Marx: hay países forzados a repetirse, alternando tragedias y farsas de sí mismos todo el tiempo. Argentina es uno de ellos.

Sendos trabajos de Leila Guerriero y Josefina Licitra, maestras en toda su dimensión, refuerzan la tesis que Caparrós plantea en el prólogo, esto es, que la crónica tiene que ser mucho más que información periodística. Guerriero retoma en “El caso poblete” un episodio representativo del drama de los niños robados durante la dictadura para penetrar en los detalles políticamente incorrectos de la historia, los vínculos afectivos de la víctima con los asesinos de sus padres y las fisuras del ordenamiento legal posterior a la dictadura. Licitra explora en “Parirás con dolor” una noticia judicial de violación y abortos frustrados que acaba en un infierno legal para la víctima, de este modo resume una problemática extendida en el norte de la Argentina, atravesada por una cultura de machismo brutal pegado a todas las esferas de la sociedad, al lado de la pobreza y la violencia naturalizadas. Ambos trabajos son excelentes ejemplos de cómo la mirada particular de las cronistas sobre eventos puntuales agrandan la forma de ver la realidad, sus dinámicas, sus comportamientos, sus tendencias sociales. Profundizar en el relato de los protagonistas, en sus vidas particulares y subjetivas, implica justamente una mirada general y abarcadora de los fenómenos, he ahí la contradicción del cronista. Volvamos al prólogo de Caparrós:

“La crónica (…) intenta mostrar, en sus historias, las vidas de todos, de cualquiera: lo le pasa a los que también podrían ser sus lectores. La crónica es una forma de pararse frente a la información y su política del mundo: una manera de decir el mundo también puede ser otro. La crónica es política” (pág. 11).

Luego saltan las estampas de lugares poco conocidos y nombrados, alejados del Gran Buenos Aires cosmopolita. Sobresalen las plumas de Hernán Brienza, Gonzalo Sánchez, Cristian Alarcón, Guido Bilbao, Daniel Riera. Van palpando esa tierra infinita que es la Argentina. El gauchaje y la revoltura contemporánea entre tradición y espectáculo de masas; un concurso de empanadas que va a sacar a luz viejas heridas y resentimientos en la provincia; la corrupción que parece tan intrínseca al país como la pampa; la locura, el asesinato y el presunto satanismo, tan caro a Buenos Aires, último refugio del psicoanálisis; los magnates extranjeros que están comprando entera la Patagonia; y las campañas políticas donde no puede faltar el populismo, rasgo de identidad del país.

El panorama, recuerda Emilio Fernández Cicco en su texto “Campaña con Duhalde y Ortega”, es el de una nación que se siente dentro del primer mundo arrastrando unas vendas largas y hediondas de pobreza, atraso y exclusión: “La Argentina es un inmenso baldío con esquinas pavimentadas. En los pueblos los habitantes tienen hijos retrasados, se cortan un dedo con la tijera de podar, parecen quince años más viejos, están mortalmente aburridos, son abuelos a los treinta y han perdido la dentadura”.

La Argentina crónica, Planeta, Buenos Aires. 2007.


Camilo Alzate – @camilagroso.

Más textos del autor aquí.

Literariedad

Asumimos la literatura y el arte como caminos, lugares de encuentro y desencuentro. #ApuntesDeCaminante. ISSN: 2462-893X.

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