Ha empezado a despertar el ciruelo
tras el largo sueño de invierno
su tronco agrietado por el viento
brilla por la savia de su cuerpo
no estaba muerto
estaba para dentro
refugiado en su misterio
íntimo contacto con el suelo
raíces que se abrazan
y que van urdiendo
su conexión con el silencio
Arriba en la superficie
de los fractales de su cuerpo
brotan sin apuro
tiernas flores blancas
que liberadas
de la rigidez de las ramas
bajo el roció de la mañana
se agitan extasiadas
El largo sueño del ciruelo
no es en vano
es certero
ha hecho del invierno
su aliado y su escudero
Mas ahora lo desafía
con sutil delicadeza
acompañando el canto
de las chicharras
que anuncian una época nueva
comienza la migración de las abejas
colibríes y luciérnagas
El invierno se inquieta
se confunde y se revuelca
mas no puede resistirse
al encanto de la tierra
de donde brotan a su vez
lirios y caléndulas.
Juliana Gómez Nieto