
a Andrés Galeano.
A los nueve años sobreviví al cataclismo
La muerte me hizo un guiño
Cavó en mí una grieta que me atraviesa
Y que incuba preguntas
Que no se responden con palabras
La muerte no me raptó de los brazos de la vida
Pero me hizo vieja a los nueve años
¿Quién puede decir con exactitud, cuándo fue que dejó de ser un niño?
Solo aquel a quien le arrebatan la inocencia sin preámbulos
Siempre fue mi corazón un volcán activo
Desde aquel día
Es un cráter que eructa emociones
Que convierto en poemas para no indigestarme
Aquel día quise
Mirar para otro lado
Cerrar los ojos
Gritar sin sonido
Y despertar de la vigilia
Pero no se despierta
Tampoco se duerme tranquilo
Con el tiempo aprendí que el fatalismo tiene algo de magia
Y que el dolor es el motor de buena parte de la creación
A mis nueve años:
Odié a Dios por vanidoso
A los quince sentí compasión de su condena
A los veinte supe que todo era un mito
Y desde entonces
Amo el mito de dios; tal como amo el mito de la existencia
Porque entendí que la única verdad es la muerte
Que viene, te da un lambetazo y se va engreída
¿Nunca la viste?
Yo sí
Y puedo decirte que
Es tan hermosa y fatal
Tan irresistible y delirante
Que uno baja la cabeza
Cuando la ve pasar
Mira para otro lado
Cierra los ojos
Con tal de no reconocer su grandeza
Y no hablo de la guerra
Nada tiene que ver la muerte
En ese negocio en el que
Ella también es víctima.
Otra cosa es la catástrofe
En donde baila un tango
Con la vida.
¿Por qué ellos y no yo?
Le pregunté ese día
Tranquila, no te impacientes
Es cuestión de coreografía.
Juliana Gómez Nieto
Me ha encantado¡ Un Beso.