
Luna de abajo,
en el fondo del pozo,
blanca entre los charcos de la bocamina;
inmóvil
en las aguas del río
que no puede llevarla
-a ella, tan ligera-
en su corriente.
Luna,
que no refleja el sol,
sino a si misma,
igual un sueño que engendrase un sueño.
Luna de abajo,
luna por los suelos
para los transeúntes de la noche
que vuelven a sus casas cabizbajos.
Luna entre el barro, entre los juncos, entre
las barcas que dormitan en los puertos; luna
que es a la vez mil lunas y ninguna,
evanescente, mentirosa luna,
tan próxima a nosotros, y no obstante
aún más inalcanzable que la otra.
Poema tomado de la antología La primavera avanza. Ángel González. Visor Libros, 2009.