El 6 de noviembre de 1985 un comando de subversivos del M-19 ingresó por la fuerza al Palacio de Justicia colombiano, en pleno corazón de Bogotá, con el propósito de forzar una negociación con el entonces Presidente Belisario Betancur. 27 horas de combate con las Fuerzas Militares al interior del recinto se saldaron con un centenar de civiles muertos y una docena de desaparecidos. Este hecho macabro supone un punto de quiebre en la historia reciente del país y motivó numerosos libros periodísticos, obras de teatro, novelas y cuentos. Una escritora pereirana, Ana María Jaramillo, noveló los últimos días de uno de los protagonistas ocultos de aquella tragedia: Alfonso Jacquin. Un joven autor también pereirano, Rigoberto Gil, narró aquel acontecimiento en una novela donde un Presidente poeta recita versos de Cavafis mientras los tanques artillados sueltan bombas a una cuadra de su casa. Treinta años después del Holocausto estas voces de la ficción parecen más reales, dolorosamente más sinceras, que aquellas que dan discursos vacíos hoy por los televisores.