Imagen: Jean Carlos Castro.
Me arroparía con una hoja de Parra
si el fin del mundo se lleva toda lo mío
y me deja como vine la primera vez.
Me arroparía con una hoja de Parra
si estuviera desnudo en el paraíso
y una voz desde el cielo me llamara pecador.
Me arroparía con una hoja de Parra
en donde escribiría lo único que importará:
mi nombre y apellido, mis datos personales,
antes de ser llevados al gran archivo
y olvidados para siempre dentro del polvo.
Hablo de las hojas de Parra,
de Nicanor, mi poeta,
no de las del árbol del edén
las que escondieron la vergüenza.
Hablo de un hombre como si hablara de un pueblo
porque del pueblo tendría que hacerlo al contrario
y tendría el tamaño del mundo entero.