Foto: Rodrigo Marín Matamoros.
María José Ferrada nos cuenta cómo concibe su oficio, la literatura infantil, las revistas y editoriales independientes tanto de Chile como de Colombia.
¿Quién es María José Ferrada?
Es difícil de responder esa pregunta, porque uno no se ve a uno mismo muy objetivamente…
Soy periodista de profesión y trabajo en una biblioteca, como editora del sitio web para niños (www.chileparaninos.cl). Escribo libros desde hace diez años, pero la escritura y la lectura me acompañan de manera cercana desde el momento en que las aprendí.
¿Podría decirse que escribe para un público en especial? ¿Para quiénes?
No, la verdad es que escribo para quien se encuentre con mis libros. No pienso si son grandes o pequeños o si les gusta o no la poesía, no me predispongo a nada para que ese encuentro sea lo más libre posible.
En Literariedad nos intrigan mucho las poéticas de los autores, las influencias, los libros que nunca dejan de visitar, ¿podría darnos luces de su poética?
Me gustan muchos los haikus y todas las poéticas que tienen que ver con la naturaleza. Hay un poeta chileno, Jorge Tellier, que me gusta mucho, hablaba de ella, de la naturaleza, de otra manera, más bien de la huerta y de esa relación colaborativa que se da entre la naturaleza y el hombre. Él también es una de mis lecturas preferidas. Para niños mis preferidos indiscutidos son Sapo y Sepo de Arnold Lobel.
¿Qué piensa de los rótulos, cómo hacer que los lectores vean la literatura infantil y juvenil del mismo modo que a la literatura en general?
Es que creo que como creador es importante enfocarse más en el proceso de creación que en el de recepción. Me parece que los que nos dedicamos a esto perdemos mucho tiempo defendiendo la literatura infantil o juvenil, tratando de hacerla valer a nivel de discurso, y eso me desconcierta, algo en lo que crees no necesitan tanta defensa. Creo que los libros deben salir, llegar a las librerías, a las bibliotecas y de ahí en adelante su vida debe ser libre.
Muchos poetas nutren su trabajo con la lectura de novelas e incluso con el cine, ¿cree usted necesario que los narradores se alimenten de la poesía?
Tan necesario como creo que es necesario nutrirse de la conversación con los otros y del paisaje que miramos.
Una película que la haya dejado sin palabras.
El Globo Rojo. La vi cuando era pequeña y la vuelvo a mirar siempre.
Hay diversas revistas literarias electrónicas, que especializadas o no, están trabajando en la difusión de autores jóvenes a la par de escritores consagrados, ¿cómo las concibe?
Me parece importante porque creo que son medios que por lo menos acá en Chile, tienen bastante más independencia de la que tienen los medios tradicionales. Entonces no hay intereses creados y puedes tomarle el pulso a lo que se está haciendo desde distintos lugares. Mientras más cantidad de voces uno pueda conocer, mucho mejor. Y muchas veces no llegas a ellas, porque hay muchas, en las librerías, entonces el trabajo de estas revistas me parece importante porque abren espacios necesarios.
¿Qué piensa de las editoriales artesanales?
Me encantan justamente porque veo que hacen un trabajo que responde más a una necesidad de expresión que a la necesidad de satisfacer a un público o a un mercado. Y esos trabajos, siempre tienen una intensidad interesante. Me gusta la preocupación que la mayoría de esas pequeñas editoriales le da a los formatos, esa concepción del libro como objeto que apela no solo al intelecto sino también a otros sentidos.
¿Cómo percibe a Colombia desde la literatura?
Bueno ustedes tuvieron un narrador que nos marcó a todos los que hablamos en español, en ese sentido son un eje narrativo. Pero también me interesa lo que hacen a nivel editorial. Tuve la suerte de ir a la feria de Bogotá hace algunos años y recuerdo el pabellón de las editoriales independientes como un lugar alucinante que albergaba desde ediciones de lujo hasta unos fanzines muy locos. En este sentido, creo que es un lugar de una vitalidad impresionante.
María José Ferrada. Periodista y magíster en Estudios Asiáticos en la Universidad de Barcelona, especializada en cultura japonesa. Ha publicado numerosos libros con prestigiosas editoriales de literatura infantil, tanto chilenas como extranjeras, entre ellos El lenguaje de las cosas (El Jinete Azul, España, 2011), Animalario (Oxford University Press, España, 2012), Geografía de máquinas (Pehuén, 2012), El baile diminuto (Das Kapital, 2011 y Kalandraka 2012) y Un mundo raro (Kalandraka, España, 2010). En el 2012 recibió el Premio de Poesía Infantil Ciudad de Orihuela por el libro El idioma secreto (Faktoría K de libros, España 2013).