La vejez otorga el privilegio de decir cosas que no significan nada.
Por: Antoine Skuld
Me grabó el hecho de que me pusieran lentes. Fue un trauma espantoso. Me sentí menoscabado. Quedé aparte de los otros muchachos. Toda mi negación a lo físico, a los deportes, nació del temor de quebrarlos. José Donoso
José Donoso, quien nación en Chile en 1924 al interior de una familia de médicos y abogados, y muere en 1996, fue un escritor cosmopolita que recorrió todo el mundo. Aventurero cono Ernest Hemingway, apenas adolescente marchó de casa y se dedicó al pastoreo en el Estrecho de Magallanes. Recorrió toda la Patagonia trabajando como camionero y llegó a Buenos Aires, donde se empleó como apuntador en el puerto. Nace en el seno de una familia burguesa; profesor de literatura inglesa, culto y trashumante, se graduó en la exclusiva Universidad de Princeton.
Su primer relato en español se titula China. En 1955 publica un volumen de relatos Veraneo y otros cuentos. Viaja de nuevo para los Estados Unidos con motivo del lanzamiento de la primera edición estadounidense de Coronación, en 1957. Durante su primer viaje a México escribe El lugar sin límites en 1965, y durante el segundo su tercera novela, Este domingo. En 1967 José Donoso se traslada a Europa. Vivió unos meses en Portugal y después se instaló en España: primero Madrid, después Mallorca, Barcelona, Sitges, Santander, Calaciete. En 1974 escribe Casa de campo, una fábula donde los personajes principales son treinta y cinco niños, sus padres, sus sirvientes y las gentes del lugar. En su casa en un pueblo del bajo Aragón, escribe Tres novelitas burguesas e Historia personal del boom. Varios años antes había publicado El obsceno pájaro de la noche, en España, quizá su obra más significativa. En 1980 escribe su primera novela erótica, La marquesita de Loria y al año siguiente El jardín de al lado. En 1982 publica cuatro novelas cortas incluidas en el libro titulado Cuatro para Delfina, probablemente las muestras más acabadas del género en toda la obra de Donoso, más allá de su importante diferencia de tonos y matices, que fluctúan desde lo festivo o grotesco hasta lo más desazonador y lúgubre. Tras casi un lustro de silencio, publica La desesperanza, la tragedia política chilena encarnada en un personaje conflictivo: Mañungo Vera, un cantautor social, que regresa de París a Santiago el día de la muerte de Matilde Neruda.

Coronación es la contradicción de los espacios de la casa de la abuela y la calle. El lugar sin límites es el prostíbulo y el pueblo. El obsceno pájaro de la noche, el convento y el amor. Casa de campo es la historia de inmensa familia que un buen día son abandonados por sus padres en la casa y allí comienzan a transformase y a envejecer. La casa donde se desarrolla la novela está en el desierto, sin que haya ningún contacto con el mundo exterior. Allí también actúa la contradicción. “Mis novelas, en general, están sustentadas por esta especie de dualidad. Mis libros no reflejan. Reinventan. Trabajan con la metáfora que tiene simbolización múltiple. Me interesa mucho más crear un mundo paralelo y distinto al de la realidad”. José Donoso sobrepasa, transgrediendo, la dimensión continental. El director, Federico Fellini estuvo durante muchos años contemplando la posibilidad de llevar al cine El obsceno pájaro de la noche. Una obra escrita íntegramente bajo ataques de úlcera. “Por eso se explica la monstruosidad de la forma, esa superposición de planos y personajes, esa creación de una realidad disgregada, esos fantasmas y obsesiones que se liberaron y adquirieron forma de novela y mito”.
Coronación fue filmada en el 74 por el director mexicano Sergio Olhovich. Buñuel se interesó en filmar El lugar sin límites pero la termina adaptando Arturo Ripstein, así como también el argentino Leopoldo Torre-Nilsson con guión de José Emilio Pacheco. Carlos Saura trabajó en Este domingo. Algunos productores de Hollywood pensaron filmar el cuento El Güero.

Poco a poco se fue quedando lejos de su país, hasta llegar a residir definitivamente en Barcelona. “Evidentemente, afuera encontré una ampliación de los horizontes, una mayor perspectiva y algunas buenas oportunidades para vivir más dignamente, escribir y publicar. Creo que es lo que estoy haciendo en España porque estoy en contacto con el idioma castellano, circunstancia que para un escritor es, sin duda importante. Para mí, el escrito sobre el amor que más me ha impresionado es la novela El primer amor del escritor ruso Iván Turgueniev, porque en sus páginas el problema de las relaciones humanas se encuentra perfectamente dibujado. La historia es al mismo tiempo muy simple y muy tensa: es la historia de dos hombres, padre e hijo, enamorados de la misma mujer. Pero en el libro nada es extremo, ni ridículo, sino más bien sutil, inteligente y matizado, cualidades estas muy difíciles de lograr en una novela. Lo he leído varias veces, la última vez hace algunos años, y he vuelto a corroborar las primeras impresiones: Turgueniev tenía definitivamente una sensibilidad muy especial para expresar las infinitas modalidades y sentimientos que puede revestir el amor”.

José Donoso, figura prominente de la narrativa chilena contemporánea, encarna una aparente contradicción: por un lado ejemplifica biográficamente la experiencia cosmopolita de una gran parte de los creadores chilenos de este siglo, Vicente Huidobro, por ejemplo, y, de otra, literalmente aborda y recrea aspectos inherentes a la idiosincrasia social de su país. Sin embargo, tal contradicción no sólo no es real sino que evidencia una saludable situación: la del escritor que incorpora a su visión del mundo, en este caso el ámbito de la clase social alta chilena, técnicas asimiladas a lo largo de sus experiencias americanas y europeas. El resultado es una sugestiva forma de universalidad en la que el tema principal, la condición humana de sus personajes y la realidad chilena, desborda el inicial marco local y adquiere una validez ecuménica de amplia gravitación estética.
La ambientación “negra” de los asuntos tratados en sus primeras obras no daba pie para regodeos humorísticos, salvo, en algunos cuentos y en situaciones específicos de algunas de sus novelas. No sucede lo mismo, en cambio, en sus obras tardías, sobre todo en La Misteriosa desaparición de la Marquesita de Loria, una parodia de la novela sicalíptica que inundó el mercado español de los años veinte y un ejercicio en el que la frivolidad, subrayada por la intriga –la ‘desaparición’ de la erotizada heroína y su perro, se tornaba casi antológica, y El jardín de al lado. En este libro, José Donoso transmuta en clave narrativa toda la ironía sobre las capillas literarias que ya había anticipado en tono más mesurado en su Historia personal del boom.

Escenarios como Sitges, Madrid y Tánger y personajes como Julio y Gloria permiten postular, además otro elemento nuevo: el escepticismo político, la estéril panacea intelectual del ‘compromiso’ y una más bien ingenua perspectiva de las relaciones entre España y América Latina con lo que el humor se torna discurso y el relato alegato. Ni siquiera la evocación de Kavafis: “La vida que aquí perdiste/la has destruido en toda la tierra”, como metáfora del exilio le quita solemnidad al tono general de El jardín de al lado.
Cuando José Donoso vuelve a Chile, regresa a Santiago para radicarse definitivamente en su país, escribe lo siguiente: “Al cabo de tres años de regreso a mi país, después de permanecer casi veinte por fuera, no puedo dejar de preguntarme qué me hizo volver y en busca de qué regresé. ¿Qué vi desde allá en mi espacio natal que en cierto momento me hizo urgente, irremediable, deseable el retorno?”.
Y un último consejo: “No hay profesión más solitaria que la del novelista: meses metido en el estudio tratando de inventar una puerta de salida del mundo imaginario y siempre volviendo a él porque todos los seres y conflictos de afuera parecen menos reales que los de su locura. La comunicación se hace difícil. Los acontecimientos de la ‘realidad’ carecen de importancia. Conmueven sólo los seres que se alzan desde sus páginas y el novelista se encierra en la soledad de su locura”.