Diversión natural: del Bioparque Ukumarí al Parque Kruger

Coco Fusco y Guillermo Gómez Peña dentro de una jaula encarnando a dos indígenas posmodernos.

Por: Geraldine Martínez González

En 1991 Nadine Gordimer escribía The ultimate safari. En el epígrafe no citaba ningún escritor reconocido, ningún texto sagrado; el epígrafe de su cuento dos renglones de anuncio publicitario: “The African Adventure Lives On… You can do it! The ultimate safari or expedition With leaders who know Africa. – TRAVEL ADVERTISEMENT, Observer, LONDON, 27/11/88”. Una expedición para blancos aventureros que les prometía entrar en contacto con animales exóticos sin correr peligro real, morir de hambre, tener la vida en riesgo, ser víctimas del apartheid, entre todo lo demás que en realidad pasaba a los nativos del lugar. La voz de la niña que narra la historia cuenta cómo, en el desplazamiento que sufre su comunidad huyendo de la violencia y el hambre, pasan por el Parque Kruger frente a turistas blancos que los observan desde esa cómoda distancia que los ve como animales exóticos, fauna del lugar; espectáculo, horroroso, pero al fin espectáculo para los turistas emprendedores de magna aventura.

Aún no terminada la construcción del Bioparque Ukumarí1 sus puertas ya han sido abiertas al público. Ambas promesas se acercan: grandes extensiones de tierra en donde humanos curiosos y aventureros pueden apreciar y experimentar de forma cercana, natural, flora y fauna exóticas africanas y de todo el planeta; la distancia entre ambos parques se traza sobre la caza de animales que se vende en el Parque Kruger. Los turistas desprevenidos no se dan por enterados que los animales exóticos resultan ser ellos y que los animales encerrados traspasan los límites de la compasión no intentando siquiera cazar o despedazar humanos a pesar de los motivos evidentes. Durante el recorrido por el parque Ukumarí se da cuenta del gran esfuerzo que hacen autoridades locales y nacionales, inversores públicos y privados por dar a los animales una vida lo más parecida posible a su hábitat natural, de mantener a dichos animales en su estado originario, lo más que pueda acercársele, construyendo un mundo artificial-natural sobre tierras y animales salvajes que fronteras al mundo civilizado, solas, no sobrevivirían. Hay unos, inclusive, que andan sueltos, sin jaula, sin vidrio, se observan apenas detrás de una cinta amarilla que dice claramente peligro. Se les ve con palas y picas bajo un sol calcinante parecido al de las sabanas africanas; nos queda bien claro el esfuerzo que hacen gobierno e inversionistas por mantener todo y a todos en su hábitat natural.

1 Ukumarí será uno de los grandes atractivos turísticos no sólo de Pereira sino de todo el Eje Cafetero, que ya cuenta con un circuito de parques naturales y temáticos.” En http://www.semana.com/nacion/articulo/ukumari-el-majestuoso-ecoparque-de-pereira/439416-3

Literariedad

Asumimos la literatura y el arte como caminos, lugares de encuentro y desencuentro. #ApuntesDeCaminante. ISSN: 2462-893X.

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