Por: Duver Alexander Pérez
Sus hormonas deseaban que fuera solo un hombre y él se eligió futbolista. El destino lo quería español y él se escogió argentino. Su primer número en la espalda como profesional fue el 30 y sus piernas e inteligencia le adjudicaron el 10. El mundo lo quiere comparar con Maradona y él ha demostrado que es simple y llanamente Messi.
Y al escuchar ese apellido –sea quien sea, apasionado por el fútbol o no– el imaginario trae a colación la figura de un hombre de 1.69 de estatura, vestido con pantalones cortos, medias largas y camisa a rayas (horizontales o verticales, azulgrana o azul celeste), que corre con el balón pegado a los pies (como si el esférico fuese una extremidad más), con una velocidad en punta que ha alcanzado los 32,5 kilómetros por hora.
Porque Lionel Andrés Messi Cuccittini es ése, el de los pantalones cortos, el que solo es feliz acariciando la pelota, sacándole melodía, haciendo poesía con ella. Así lo registran y lo dejarán para la posteridad los lentes de las cámaras fotográficas y de vídeo, y así lo evocará el recuerdo cuando el paso inexorable del tiempo recaiga sobre él y el realismo mágico creado con sus pies, sea eso, una espléndida reminiscencia.
No importa si lo hemos visto –porque lo hemos visto– de traje, de pantalones azules o en ropa interior en algún comercial. Nuestra memoria revivirá a La Pulga que empezó una corrida dos metros más atrás de la mitad del campo como si fuese una maratón, eludió a cuatro jugadores del Getafe, dejó en el camino al portero español Luis García y envió de pierna derecha el balón al fondo de la red; recordará al Leo que gana la raya, engancha hacía adentro, remata al arco y deja sin oportunidad al guardameta contrario; evocará al Messías que se inventó una jugada cuando todos creen que se le agotaban las ideas.
Los libros de historia olvidarán o dedicarán pocas líneas a la ocasión en la que los aficionados que asistieron al estadio Brigadier General Estanislao López de Santa Fe, durante la Copa América de Argentina 2011, en un partido del seleccionado albiceleste y la Selección Colombia, abuchearon a Messi tras un tiro libre muy mal cobrado por el rosarino; la vez en la que dicen que él se negó a abrazar a un niño que le abrió los brazos o todos los problemas legales que ha enfrentado en España por evasión de impuestos.
El creador de Macondo dijo que la memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos y vaya que Leo nos ha obsequiado incontables momentos solemnes, donde la palabra se queda corta y donde el espectador no sabe si ponerse de pie y aplaudir o agachar la cabeza y ofrecerle una venía.
El pasado viernes 24 de junio, Messi ajustó 29 años y algunos aficionados del fútbol sentimos algo de nostalgia, no por su cumpleaños, sino porque es un año que se resta al tiempo que podremos seguir disfrutando de su magia. Hoy agradezco a los dioses que me han permitido ver al astro argentino feliz y declaro, que si mi padre me habló de Maradona, de Cruyff y Beckenbauer, yo le hablaré a mis sobrinos de ese fenómeno llamado Lionel Andrés Messi Cuccittini.
Ilustraciones: Jonathan Wood’s
Apasionado perfil, mucho amor celeste y blanco…
Palabras geniales para un genio.