Imagen: «The teeth of Jesus», de Jessine Hein.
Por: Julián Herbert*
ENVENENA A TU PRÍNCIPE
Hay en mi boca un príncipe quitándose la túnica,
quería decírtelo con sexo oral, con lengüetazos
a un helado de cereza negra, con caries y tabaco,
dulces de leche, leche rancia monoparental,
muertos, quería decírtelo con muertos donados por el régimen,
hay en mi boca un príncipe quitándose la túnica,
tres brujas lo llaman rey desde una muela picada,
no tiene descendencia, sabe a ajo, tres brujas
calvas montadas en caballitos de carrusel,
y países, países masticados pudriéndose en aliento,
y ostras, armaduras de sal, caparazones de centellas flácidas
con estandartes rojos, y una reina muy muerta con peluca,
y una niña que a diario asfixia a su muñeca en baldes de agua,
y museos
donde todos los mármoles yacen sin acabar,
hay en mi boca un príncipe quitándose la túnica,
un dulce príncipe dormido en colorante artificial,
buenas noches, tus mensajeros han muerto,
la saliva es la hidra de los cementerios,
la saliva es la hidra de las imágenes decapitadas,
un auriga de sarro que azota tiburones,
un mar de perlas y ojos que cavan paladar,
un agujero negro: hay en mi boca un príncipe
quitándose la túnica para dormir a tu lado.
*Este es un poema inédito de Julián Herbert, que es un escritor —poeta, novelista, cuentista y ensayista—, músico, profesor y promotor cultural mexicano. Nació en Acapulco, en 1971.