Agustín Mazzini (Buenos Aires, 1993) es poeta y estudiante de la Licenciatura en Artes de la Escritura en la Universidad Nacional de las Artes (Buenos Aires) y de la Cátedra abierta de poesía latinoamericana en la Universidad Nacional de San Martín (Argentina). En 2015 ganó el primer premio del “Concurso Nacional Homenaje a Jorge Luis Borges” de la Fundación ProArte de Córdoba (Argentina) con su libro Los pantanos de la incertidumbre (sobre el artista y su oficio). Fue redactor de la revista Por qué tiemblan. Sus poemas han sido publicados en antologías como Apología. Volumen 2. (Letras del sur, 2015), Buenos Aires respira poesía (INCAA, 2013) y la argentino-española Orillas. Participó en la versión 2013 del “Festival de Poesía Joven” de la Asociación de Poetas Argentinos.
Este año recibió el Premio Nacional de Poesía Joven “Bustriazo Ortiz” con el libro El cielo no termina de quemarse. El jurado compuesto por Alfredo Fressia (Uruguay), Carlos Aldazábal (Argentina) y Concha García (España), dijo:
El cielo no termina de quemarse (…) propone un riesgo bien llevado que intenta, desde la novedad de las imágenes, construir una voz propia en la que se conjugan saberes y miradas (el cine, la música, la literatura). Voz poética que pone en marcha, desde las citas y la experiencia, una estética en construcción, impetuosa y sensitiva.
Selección de poemas
FOTOGRAFÍAS PARA JULIA
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
José Agustín Goytisolo
I.
En un laberinto de espejos que me devuelve tu imagen
camino al deseo bajo las luces más negras de esta historia
que veo por entre las cerraduras
de lo sucedido.
II. (tatuaje azul)
el silencio de la pluma azul de tu brazo revivió lo muerto en mí
el cielo de mi sangre/ el humo del tabaco/ hay deseo
de vos impregnado en lo que mire/ versos
que no son llaves para abrir
tu cuerpo sino invierno frío
como el de las agujas que dibujaron en tu piel
el idioma callado de la tinta/ estos papeles
buscan tu corazón entre demonios sin sentido
de la mano al recuerdo de lo que no sucedió
por ejemplo el boceto de tu amor
solitario
que no espero
III. (fotógrafa)
Antes de ser una estatua de piedra
repetías que el cristal de la fotografías
se enamora de la simetría de Wes Anderson
por estar anclada a la intimidad.
El umbral de una casa abandonada me mira
ir por los harapos del sol en las paredes,
y las hojas secas ya se resbalaron del otoño.
En el tiempo que duran las calles de mi mano
(ahí está el tacto de mis cigarrillos
y de otras pieles que no son la tuya),
el dolor no está lleno de dolor
sino de algo que me nombra desde muy lejos.
Aunque no estés,
otra vez nos volvimos a quedar solos.
1 de agosto, 2016
PINTO GRAFITIS EN LOS MUROS QUE ME CRECEN DELANTE
y el espejo parecía una ventana
abierta a él mismo
Juan Gelman
Un lápiz llamado ahora dibuja el fin del mundo.
Con mal trazo imita los roces del corazón,
garabatea mapas por donde caminó el que fui,
demonios con exagerado impulso a la catástrofe.
Ya lo he visto borronear amarguras
sobre las mujeres que oculto bajo la almohada.
Ya lo he visto pintar de azul
los muros de mí mismo,
tachar días del calendario de la espera.
Es un lápiz llamado ahora que dibuja el fin del mundo.
BALADA FICTICIA DE MÍA WALLACE
Mía Wallace baila desnuda.
Tiene dos claveles en la boca
y un hechizo en su alma podrida.
“Es La Belleza” dice El Deseo,
“Es el Deseo” dice La Belleza.
Tarantino aplaude con locura
tras la lente de la cámara su cerebro
es una máquina rota; su corazón,
el grito de una flor quemada.
Mía Wallace baila/ baila/ baila/
y se consume sobre sí misma.
Excelente
Es brillante. Quiero leer otra vez el prólogo de los cajoncitos y las manos del poeta.