Fotos: Andrés Felipe Rivera.
«Quijote. Espejo del hombre». Agrupación Tropa Teatro. IX Muestra de Teatro Alternativo de Pereira, 20 de julio de 2017.
Por: Líber Álvarez
La cuerda rota de un instrumento nos hizo más larga la espera. El auditorio de la Cámara de Comercio casi lleno aguardaba con impaciencia a que los personajes sorprendieran con la magia de sus interpretaciones en el escenario y mientras tanto, mientras llegaba el nuevo instrumento con las cuerdas completas, cada quien aprovechaba para dar el último like a alguna publicación en Facebook desde su celular o enviar un mensaje por WhatsApp. De pronto, junto al entarimado apareció un hombre delgado, de barba despoblada, que se dirigió al público. Aquella voz no podía ocultar la fatiga de un día ajetreado que al caer la noche pasa factura. Nos explicaba el por qué de aquella demora de los actores y leía la lista de instituciones a las cuales agradecer la realización de la IX Muestra de Teatro Alternativo, a la que se daba inicio con la obra Quijote. Espejo del hombre, una adaptación de Tropa Teatro en la que se experimenta la relación entre dramaturgia y literatura.
Ojalá termine rápido la intervención de nuestro amigo porque de lo contrario se desplomará frente a nuestros ojos, hombre de triste figura, pensé. Las luces del auditorio se apagaron y sólo una quedó encendida para bañar desde el cenit a Alonso Quijano vestido con una especie de pijama blanca y pronunciando un airado discurso a favor de un hombre libre de todo cautiverio, pero alrededor del anciano sólo se escuchaban los rumores que comentaban su locura por culpa de los libros. Así lo veríamos representado durante casi toda la obra, aún siendo don Quijote. Vestido de aquella prenda blanca que le daba a su cuerpo un aspecto casi desnudo, desprovisto todo el tiempo de su armadura de caballero andante, sin escudo y llevando por espada un menudo trozo de leña con el que enfrentaba sin piedad a sus terribles enemigos. Sufriendo cada derrota en compañía de su fiel amigo Sancho Panza, quien motivado por la promesa de ser nombrado gobernador de una ínsula le sirve escudero a don Quijote.
Lo que vemos en esta versión del Quijote es la vida desnuda enfrentada al fracaso; la vida que se empeña en ver después de cada derrota no el inventario de heridas y lágrimas sino un cuerpo desarmado que se goza cada aventura así se pague cara. En muchas ocasiones vimos a los personajes interpretando bellas y divertidas canciones acompañadas con guitarra, bajo, charango, clarinete, acordeón y otros instrumentos que le dieron a este montaje un toque fundamental. Por eso más de una vez me pregunté cuál sería la cuerda rota culpable de aquella larga espera en el comienzo de la obra. Podría parecer una tontería si el componente musical no se hubiera tomado demasiado en serio y a lo mejor primara la puntualidad. Pero en este montaje la música no era un simple elemento decorativo sino que apareció como personaje de la obra, una bella versión del Quijote.