Una llave goteaba

Fotografías de Andrés Felipe Rivera

«Lunático». Teatro Tepsys (Carmen de Viboral, Colombia). IX Muestra de Teatro Alternativo de Pereira, 27 de julio de 2017.

Por: Lina Gómez

Una llave goteaba, el ruido fue aumentando continuamente hasta que de imprevisto alguien la cerró de manera violenta. Dejaron la puerta abierta. Una visita: ¿Quién será? Y no fue usted, ni yo, y aunque debió ser ella… no fue, él tampoco. Fue ese niño en busca de un chivo con facultades extraordinarias que se perdió mientras ambos miraban la luna. Acudir a este lugar recóndito no es la mejor idea. Un tirano, una ex bastonera, un obrero, un profesor y un religioso, pondrán a prueba lo ridículos que pueden llegar a ser los consensos humanos y el poder.

En Lunático los recursos escenográficos casi que llegan a ser imprescindibles, como si el espacio también hablara de las disoluciones lógicas de los fines que cumple cada elemento. Mediante intervenciones musicales, artificios ingeniosos y situaciones jocosas los actores logran crear una atmósfera infantil y necesaria para representar un primer momento de ingenuidad y sucesivamente –por sorpresa- otro escenario de maldad que acaba instalándose dentro del relato. Seguramente por eso sentí que la idea de espectáculo estuvo presente todo el tiempo, miraba  una obra en la que los actores estaban en función de la parodia y del extrañamiento, es decir,  fui consciente de lo que hacía parte. Era una obra que se burlaba de sí misma, que ridiculizaba la caverna, a Platón, y a ese oscuro objeto llamado deseo que se vuelca hacía nuestra propia idiosincrasia, que es pintada desde el absurdo.

El chivo es simplemente un elemento más dentro de la plasticidad del relato, el MacGuffin cinematográfico que es nombrado indiscriminadamente sin objetivo alguno, como si estuviese escondiendo aquello por lo que la trama realmente se interesa: la ambición de los personajes y su ridículo estancamiento en esas paredes que aíslan la pérdida. Sus mentes parecen estar inflamadas por el poder que ejercen desde que se percataron del mundo exterior, y eventualmente, si lo deciden pueden dejar su encierro… para después aplastar a la República.

Antes de salir de su espacio hermético los personajes posesionan al hombre gallina como presidente, quien a su vez posesiona a los demás como Ministros. Y es justo en este momento que se desata el horror. Teatro Tespys consigue, con una divertida manifestación del desprecio, hacer una lectura del país muy cuerda.

Literariedad

Asumimos la literatura y el arte como caminos, lugares de encuentro y desencuentro. #ApuntesDeCaminante. ISSN: 2462-893X.

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