Imagen: tiksn
Ante el inminente choque entre la galaxia Andrómeda y la Vía Láctea, dentro de unos cuatro mil millones de años, pienso prepararme una maleta llena de libros para el viaje. Entre los más opcionados estarán, por supuesto, los grandes clásicos de la literatura, los mejores poetas que he leído y, cómo no hacerlo, unos cuantos al azar de autores de los que no tengo la menor idea. También incluiré algunos bolígrafos y cuantos cuadernos tenga a la mano desde ahora hasta el momento de cerrar la maleta y embalarla en el cajón de carga. Pienso dejar saldadas todas mis deudas literarias, que valga aclararlo por si me leen mis editores, escritores y lectores. Terminar de escribir los treinta y tres manuscritos que llevo en curso, los otros veintidós que tengo ya titulados y esquematizados, además de los quince que están en notas cortas, apenas como proyectos, y lo que vaya llegando mientras tanto; todo esto a la vez de los casi cuatro millones de libros que tengo en la mesa de pendientes por leer. No sé exactamente cómo ni cuándo, pero si no lo hago en cuatro mil millones de años no lo haré en una eternidad. Luego, si me queda algo de tiempo, habré de regar las plantas de flor y las aromáticas y limpiar un poco el polvo de la memoria y de la casa, recordando por ejemplo a mi abuela y mi niñez, cuando me premiaba con la calle por obedecerle en estas labores que poco significan entonces. También heredaré cuanto pueda a los que vienen detrás de mis huellas, ya sea con la fuerza de la oratoria o con la del reflejo. Porque creo que la única manera limpia de irnos es en equilibrio, en paz, y sobre todo en dirección contraria a la que van todos los demás.
Ya se explicó una mil veces el significado del equilibrio, ya fuere en una u otra cultura o tiempo, pero ahora mismo se usara una de la filosofía china, por ejemplo, aunque más especialmente la del taoísmo: fuerza activa o masculina que, en síntesis con el yin, constituye el principio del orden universal. Es llamada Yang. Pues bien, y antes de que el encuentro cósmico llegue, diré que si me lo preguntaran, este sería el encargado en lo relativo al inventario de los bienes. Por suerte para mí y para la nueva galaxia o lo que sea que resulte, con tanto por hacer pasaría por alto todo lo que viaja entre cada página y, a su vez, escrito en ellas y junto a ellas.
Por cierto, la maleta llena de libros no es una maleta cualquiera, porque los libros estarán hechos de memoria y nada más. Así que ni se la intenten imaginar, porque resultarían inventándosela.
Eres taochi?
No, pero escribo poesía.
Entiendo. Gracias