Dame tu corazón

Nada que disfrute más que un buen cuento y acabo de tener una buena dosis, una dosis casi letal de tan buena: diez cuentos de Joyce Carol Oates. ¿Por qué no le han dado el nobel a esta mujer que es un genio? Leyendo Dame tu corazón hubo partes en las que tuve que levantarme de la cama por que no quería presenciar lo que estaba pasando en Strip Poker por ejemplo, luego de que una adolescente en bikini se subiera a una lancha con unos treintañeros borrachos, o en Sangría cuando la niña enloquecida que recoge Jess en la carretera se vuelve contra él. Cuando uno lee a Joyce Carol Oates le pasa lo mismo que a los protagonistas de sus relatos, todos sus sentidos se ponen en alerta, como cables muy tensos.

Admiro especialmente su capacidad para decir las cosas sin nombrarlas, para dibujarlas en la mente del lector con pincelazos dispersos; ella lo acorrala a uno primero y después, cuando ya está uno mareado esperando lo peor, lo abandona en el desierto de la amnesia o le asesta el golpe final, La amnesia es un desierto de fina arena blanca, deslumbrante bajo el sol, que se extiende hasta el horizonte. La amnesia no equivale al olvido. No es una pérdida de memoria causada por un daño cerebral o un deterioro neurológico en el que las células cerebrales han muerto. La amnesia es estar a punto de recordar. La amnesia es el tormento de estar a punto de recordar. Es el sueño del que acabas de despertar y que flota fuera de tu alcance justo bajo la superficie brillante y ondulada del agua. La amnesia es el miembro paralizado que un día, de repente, recobra la sensibilidad” (Pág. 119).

Me gusta su impredecibilidad, no se sabe qué esperar, personajes que parecían condenados logran escabullirse (Strip Poker), otros van directo al matadero (cerebro/escindido) y otros crean un estado de confusión tal que queda uno nervioso (Asfixia, Sangría), me gusta que es despiadada, no tiene ningún temor al meterse en los recovecos más oscuros de la mente humana. Admiro también su enorme capacidad para ponerle a uno los pelos de punta, así como la perspicacia de sus descripciones: “el niño imitaba a chicos mayores a los que admiraba, gamberros del barrio y camellos de coca, entornando los ojillos como una rata, riéndose con insolencia y andares de bravucón joven y arrogante. En un niño tan pequeño, el efecto era tan cómico como el de unas viñetas que, si se observan atentamente, resultan ser pornográficas.” (Pág 133).

La descripción del libro al respaldo dice que se trata de diez relatos de amor (edición de Gatopardo), lo cuál es totalmente falso, solamente el primer relato es de amor, los demás tratan otros temas de lejos, pero de lejos, más interesantes que el amor. Recomiendo este libro, ya estoy leyendo otro de ella, Carthage. Les advierto que después de leerla uno queda con los nervios alterados como si lo hubieran estado persiguiendo.

Camila García

Escritora y alquimista visual. Autora de los libros de cuentos Perros en el Cielo y El jinete Extraviado. Más de mi trabajo en www.camilagarcia.net

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