Imagen de las huellas de un poeta
Les presentamos esta misiva que el poeta Vicente Huidobro le escribió al coautor del libro Tres novelas ejemplares, en donde le revela un cambio de planes en el proyecto conjunto.
Dos ejemplares de novela
Palma de Mallorca, agosto de 1932. Señor Hans Arp.
Querido Hans:
Aprovechando mi estada en Barcelona, camino de Mallorca, en donde voy a pasar mis vacaciones, llevé a un editor nuestras Tres novelas ejemplares. El editor las encontró cortas para hacer un libro y me he visto obligado a escribir yo solo otras dos más. Estas dos, que he titulado Dos ejemplares de novela, te las dedicaré a ti en recuerdo de aquellas vacaciones que pasamos juntos en Arcachón y de esas noches cuando a la hora de la sobremesa nos entreteníamos en escribir juntos las tres novelas tan ejemplares que encabezan este libro. Aún tengo en los oídos tus risas y aún me parece ver esos relámpagos repentinos que iluminaban nuestros ojos en ciertos momentos.
Siempre creí imposible escribir un libro en colaboración con alguien y poder acordar mis instrumentos con los de otro. Contigo la cosa marchó tan bien, que no me lo puedo explicar sino por cierta confraternidad espiritual que es seguramente la razón por la cual nuestra amistad ha sido siempre sólida y sin manchas.
Muchos dirán al leer estas páginas que nosotros sólo sabemos reír. Ignoran lo que la risa significa, ignoran la potencia de evasión que hay en ella. Además creen que un poeta no puede presentar varios aspectos; tienen el alma monocorde y juzgan a los demás como son ellos.
Estas páginas no corresponden, claro está, a toda nuestra obra ni a todo nuestro ser integral. Son sólo una faceta de nuestro espíritu y mal nos juzgaría quien sólo a través de ellas quisiera vernos. Sin embargo, hay en ellas algo más que risas y que burlas. En mi pieza de teatro Gilles de Raíz hay una escena en la cual Gilles dice: «Si no riera en este instante, mi cerebro estallaría». Para cuántos hombres la risa es una válvula de escape salvadora como lo es el llorar. Cuántas veces habríamos estallado si no hubiéramos reído. El alma popular, que posee tantas intuiciones, lo ha indicado en dos de sus dichos más corrientes: «Estalló en carcajadas. Estalló en lágrimas». Esas frases encierran en sí un concepto más profundo que el que ellas creen poseer y que el que las gentes les atribuyen; tan profundo que se les ha pasado desapercibido. Ello significa que a veces estallamos en risas o en llantos para no reventar. Estoy cierto de que un día la ciencia podrá probar mi afirmación.
Pero, ¿crees tú que vale la pena explicarse y explicar nuestras obras frente a posibles incomprensiones? Sabemos nosotros que nadie puede limitar nuestro campo y que la apreciación ajena sólo significa una piedra o una flor en medio de un continente o de un planeta. La poesía no está obligada a ser lo que ciertos señores quieren que sea o creen que es, ni lo que ellos ven en ella.
Un abrazo de tu viejo amigo que te quiere y te recuerda constantemente,
Vicente Huidobro

(Chile, 1893 – 1948). Poeta, narrador, dramaturgo, guionista cinematográfico, candidato a la presidencia de la república, padre del Creacionismo y uno de los autores más relevantes de la poesía hispanoamericana del siglo XX. Muy temprano viajó a París donde entró en contacto con las vanguardias. Entabló amistad con artistas de la talla de Pablo Picasso, Juan Gris, Hans Arp, Max Jacob y Pierre Reverdy, entre otros. En 1937 participó en el Congreso de Escritores Antifascistas en Defensa de la Cultura (Valencia, España). Durante la segunda guerra mundial fue corresponsal paraLa voz de América. De sus poemarios destacan: El espejo de agua (1916), Horizonte cuadrado (1917), Ecuatorial (1918), Poemas árticos (1918), Altazor (1931) y El ciudadano del olvido (1941). De su narrativa cabe mencionar: Mío Cid Campeador(1929), La próxima (1934), Papá o el diario de Alicia Mir (1934), Cagliostro (1934) y Sátiro o el poder de las palabras (1939). Su obra ha ejercido especial atracción entre públicos jóvenes y continúa siendo objeto permanente de estudio.