Cuando era una niña tenía una amiga imaginaria, esperen, no estoy segura de que fuera una amiga, tal vez era un amigo, sea como sea era un ente de lo más molesto, siempre me llevaba la contraria en asuntos que eran claros como el sol, yo pensaba, por ejemplo: dos más dos son cuatro y mi amigo imaginario o más bien mi enemigo imaginario, decía: No, dos más dos son seis. Yo decía: es de día y él decía: no, es de noche. Era insoportable, discutíamos todo el tiempo. Ahora me siento igual cuando veo las noticias u observo las reacciones de la gente. Todo está patas arriba como en este video del maravilloso Lev Yilmaz: