La palabra venida del sueño. Imagen: Pixabay
Presentamos esta selección de poemas del libro inédito «El refugio de los dioses» de la poeta colombiana Janneth Rico Preciado.
Contestación a un extranjero en New York
A Fredy Yezzed
New York, en tus calles deambula el más sediento, el más nocturno. Tiene hambre de sangre como todos los hombres. Es un solitario sentado al borde de la barca.
Ese vacío en medio del pecho, donde otro hombre canta con voz extranjera en el Río de la Plata.
Refugio de mis dioses, de los dioses que se multiplican en mis manos. Estás allí solo. Estás allí contando cuervos bajo el cielo de Harlem.
New York, en tus manos camina el extranjero, el frágil, el ave.
Dios, déjame comer de su noche, déjame sentir el suspiro amplio y tibio de sus labios temblorosos.
Me quedaré a dormir bajo el cielo de máscaras que se disuelven.
La casa de la música habita en mis huesos. Dios no me abandones con este agujero de bala en el pecho.
Holy, holy, everything is holy!
Tu sílaba, la mía, la nuestra.
El amor, New York, Buenos Aires.
Dictado del sueño
Las otras son legión, hablan con el bosque, los animales heridos, los arcanos.
Soy el mapa que guía hacia el acantilado, soy el norte de la brújula escondida.
Soy quien canta en esa noche, en esa calle; soy quien escribe y habita el sueño de otra.
Un nombre de seis cifras desaparece en la huida.
En mi sangre corre el niño ciego del deseo.
Nocturno
Esta herida vacía de sangre
que ilumina, resplandece y arde.
Un sonámbulo le dicta versos al precipicio.
Espero que el filo no elija mis alas.
Gesto de mala fé:
cada quien elige su propio sufrimiento.
Transito el sendero doble del dolor.
Una niña repite el nombre de los desaparecidos.
Señales del espíritu
Pregunto a la tierra del cuerpo
por el peso invisible del alma:
agua entre las grietas de lo callado.
Un hombre desnudo y prendido fuego
Dibujo de Luis Caballero
Un hombre posó mis manos en su simiente.
En mis sueños caminé desnuda por esas calles donde el sol tiene una fuerza extraña.
Vi un funeral y decidí ocultar mis pezones, afilados como balas. Temía hacerle daño al penitente. Del cielo se desplegaba el deseo de una ciudad antigua, donde canta el mar que vio los últimos trozos de la máscara de Ulises.
En mis sueños el espejo se multiplica.
Seguí desnuda hasta el amanecer y despojada de cuchillos me quedó la palabra entre los labios. La calle angosta y las voces infantiles me recordaron el ocaso de los dioses.
Un hombre posó mis manos sobre sus párpados y sentí un recuerdo vago; lo recorrí como quien toca una cicatriz que sobresale, madera apacible y tibia, serena bajo la mirada de mi alma, que al cerrar los ojos guarda el secreto.
Nuestro roce son plegarias para los ciegos y los sonámbulos.
Si rompo el espejo sabré de mí. Temo dejar de caminar desnuda. Solo mis huesos saben del crujir de un grito agudo.
Desde el fondo de su cuerpo recuerdo la infancia de las rosas.
Janneth Rico Preciado. Sogamoso, Boyacá, 1979. Poeta, escritora, actriz de teatro y cantante. Vivió ocho años en Argentina, donde coordinó la Escuela Municipal de Teatro de Olavarría y El Laboratorio de Cuerpo y Palabra con personas de discapacidad mental y física. Estudió Literatura en la Universidad Santo Tomás. Es egresada del Taller de Escritores de la Universidad Central de Bogotá (TEUC) y del Taller de Narrativa R.H. Moreno Durán de RENATA. Su trabajo literario apareció por primera vez en el libro Pisadas en la niebla: antología de nuevos cuentistas boyacenses (Común Presencia, Bogotá, 2010). Con su poema Cartografía secreta de Sísifo obtuvo el Premio Centenario de Albert Camus, organizado por la Alianza Francesa de Olavarría, Argentina.
Coordinó el Taller de Narración Oral Conjuro para liberar la palabra y fue directora del Taller de Literatura de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Su trabajo como narradora oral y actriz ha sido presentado en festivales internacionales en Ecuador, Perú, Chile, Uruguay, Argentina y Colombia.