Hierve el Agua, Oaxaca, México. Foto: Sara Gaviria Piedrahíta para Literariedad.
En esta edición les ofrecemos una traducción original de Literariedad de este clásico poema de Henri Michaux, donde el tránsito de la muerte se explora como un estado de consciencia en que el ser se eleva a una región que todo lo aliviana, a cargo de Angélica Rodríguez Vargas, nuestra Consejera editorial.
Paz en las rupturas (1959)
el espacio tosió sobre mí
he ahí que no soy más
los cielos redondean unos ojos
unos ojos que no dicen nada
y no conocen gran cosa
miles de accidentes accidentados
extendidos hasta el infinito
testigo del infinito
infinito sin embargo
dejado al infinito
patria que se ofrece
que no usa mis dos manos
pero me destroza mil manos
que yo reconocía y aún así no conocía
que me abarca y con sus brazos
me sustrae a mí, me abre y me asimila
a la colmena yo regreso
millones de alas de golondrinas que tiemblan sobre mi vida
prisma
en el prisma me instalo, resido
tiempo de la solemnidad
recibo las ondas que dan indiferencia
impura y precaria la pequeña vida se aleja de la vida
empuja fantasmas hacia mí
estela
la forma agrietada de un ser inmenso
me acompaña y me hermana
escucho millones de hojas
la impresión sobreaguda del malestar mío
acompaña la impresión sobreaguda de la comodidad de mí mismo
de la comodidad vertiginosa
de la comodidad en su extremo
un deseo de unión
oh este deseo de unión
fluido, fértil
doble de lo doble
doble de todo redoblamiento
pétalos abiertos
pétalos sin fin, perfumados con el perfume de lo indecible
la flor de lo perpetuo
fuentes
las pulsaciones de la ventana se despiertan
las pulsaciones luminosas del amanecer
resplandeciente
resplandeciente
***
yo conozco
el espacio y el espacio mío que me pica
movámonos continuamente y hagámonos burbujas
ocelos
infinidad de ocelos que pulula
yo me entrego a los ocelos
a las íntimas rasgaduras, a las espirales
yo me pliego a los mil pliegues que me pliegan, me despliegan
que traicionera, vertiginosamente, me deshilachan
yo permito hormigueando lanzar sonetos sin fin
que sin cesar por nada me llaman
infinito
infinito que en el cuerpo me trabaja
y ríe de mi finitud
que en temblores evasores y en retirada
hace polvo mi finitud
infinito que me expande
y sin esfuerzo, sin espectáculo
de mis medidas me despojas
blanca escoria de bordados demasiado finos
que corren por todas partes y no llegan a ninguna
demasiado fina, demasiado fina
que me estira
me mina
me deshila
espacio
que en encajes apasionadamente me desesperan
me acribillan
y el espíritu me esquila
***
atravesado por rebaños de paroxismos…
veinte mil cascadas fluyen en mí
el infierno se vuelve lana
transporte
un alma inmensa quiere entrar en mi alma
islas incesantemente se vuelcan en mi océano
desfiladeros
desfiladeros en pliegues
desfiladeros espumosos
desfiladeros furiosamente
me lamen
agonizo
amo, desposo a mi muerte
dipht
dipht
dipht
me hundo
me dejan morir una vez más
me hundo
arena del reloj de arena de mi tiempo
precipitadamente se desploman
precipitadamente
como torrentes de montaña
***
nacen
nacen comienzos
demasiado
demasiado
demasiado rápido
que se repiten
e incesantemente se repiten
que yo repito que «eso se repite»
y que yo repito que yo repito
que yo repito que «eso se repite»
eco del eco del eco jamás extinto
demasiado
demasiado sacudido para decir
luego no
presencias múltiples
abraza… entrelaza… aquello que entrelaza…
el infinito es serpiente
sin embargo, el abrigo de luz, allá,
casi… dentro de poco
una fuerza
una fuerza de feliz expansión
ampliación pavorosa
una fuerza hasta el extremo del mundo
¿cómo calmar las alas innombrables de la fuerza
que me eleva
que me eleva cada vez más?
paz
paz por semillas molidas
yo hago la paz
en una dulzura de seda
me elevan sin privilegios
todas las hojas de los bosques de la Tierra
tienen el temblor
con el cual al unísono yo me estremezco
un extraño alargamiento
un extraño prolongamiento
una privación demasiado abundante
una continua levitación
¿podré alguna vez volver a descender?
¡salvo!
yo rompí el caparazón
fácil yo salí de la cárcel de mi cuerpo
el aire
el más allá del aire es mi protector
la inundación ha levantado mis cargas
el abandono de mi imperio me ha extendido infinitamente
más necesidad no tengo de mi cadáver
yo no vivo más que de la vida del tiempo
en la región de lo primordial, el recitador calla
aquel que está aquí no está más revestido
fuera de su cuerpo el desierto lo abastece
el mal fue inmolado al bien
lo impuro a lo puro
el costado a la derecha
el número a lo único
y el nombre fue inmolado a lo innombrable
la pureza me engendra
yo atravesé la puerta
yo atravesé una nueva puerta
sin moverme, yo atravesé nuevas puertas
el agua que me lleva, más ligera que las aguas de la Tierra
se lleva también las nubes densas
del firmamento de mi alma
estremecimiento tan pequeño en mí
que me mantiene en tan grande paz…
el objeto no es más un obstáculo
el conocimiento, el cálculo no es más un obstáculo
la memoria no es más un obstáculo
dejé detrás de mí al necio, al seguro, al competidor
gracias a la extrema delgadez yo paso
gracias a una delgadez
que en la naturaleza no tiene igual
la corriente ligera, omnipotente me ha despojado
mis desechos no se adhieren más a mí
purificado de las masas
purificado de las densidades
todas las relaciones purificadas en el espejo de los espejos
iluminada por aquello que me apaga
llevado por aquello que me ahoga
yo soy río en el río que pasa
que no venga más la tentación de detenerme
de fijarme de situarme
que no venga más la tentación de interferir
bienaventuradas ondas de igualación
que desde un arca solemne sobrellevan cada instante
ondas que dan tiara y llagas
un sufrimiento casi exquisito
atraviesa mi corazón en mi pecho
ligado al cemento amoroso que desea el mundo fraterno
indivisible y próximo hasta en el sonido más lejano
y todo cercado en el santuario
a pesar de que un frío extremo
se lleva los miembros de mi cuerpo desierto
mi espíritu descargado de la carga mía
continúa en un infinito que lo anima y no se precisa de
la pendiente hacia lo alto
hacia lo alto
hacia lo más alto siempre
la pendiente
¿cómo es que todavía no la he encontrado?
la pendiente que aspira
la maravillosa simple imparable ascensión
Traducción de Angélica Rodríguez Vargas para Literariedad
Paix dans les brisements (1959)
l’espace a toussé sur moi
et voilà que je ne suis plus
les cieux roulent des yeux
des yeux qui ne disent rien
et ne savent pas grand-chose
de mille écrasements écrasé
allongé à l’infini
témoin d’infini
infini tout de même
mis à l’infini
patrie qui se propose
qui n’emploie pas mes deux mains
mais me broie mille mains
que je reconnais et pourtant me connaissais
qui m’embrasse et par brassage
à moi me soustrait, m’ouvre et m’assimile
à l’essaim je retourne
des milliers d’ailes d’hirondelles tremblent sur ma vie
prisme
dans le prisme je me pose, j’ai séjour
temps de la solennité
je reçois les ondes qui donnent indifférence
impure et précaire la petite vie s’éloigne de la Vie
poussée des fantômes contre moi
sillon
la forme fendue d’un être immense
m’accompagne et m’est sœur
j’écoute les milliers de feuilles
l’impression suraiguë du malaise de moi
accompagne l’impression suraiguë de l’aise de moi
de l’aise vertigineuse
de l’aise à son extrême
un désir d’union
oh ce désir d’union
fluide, fertile
double du double
double de tout redoublement
pétales ouverts
pétales sans fin, parfumés du parfum de l’indicible
la fleur du perpétuel
fontaines
le pouls de la fenêtre s’éveille
le pouls lumineux du point du jour
éblouissant
éblouissant
***
je sais
l’espace et l’espace mien qui me démange
continuellement bougeons et bouillonnons
ocelles
infini d’ocelles qui pullule
je me prête aux ocelles
aux intimes déchirures, aux volutes
je me plie aux mille plis qui me plient, me déplient
qui traîtreusement, vertigineusement, m’effilochent
je laisse en frissonnant tirer les sonnettes sans fin
qui sans cesse pour rien m’appellent
infini
infini qui au corps me travaille
et rit de mon fini
qui en frémissements éludants et par retraits
fait poussière de mon fini
infini qui m’étend
et sans effort, sans spectacle
de mes prises me dessaisit
Blanche vermine de broderies trop fines
qui court partout et ne se rend nulle part
trop fine, trop fine
qui m’étire
me mine
m’effile
espace
qui en dentelles éperdument m’horripile
me crible
et l’esprit m’épile
***
traversé de troupeaux de paroxysmes…
vingt mille cascades coulent en moi
l’enfer devient laine
transport
une âme immense veut entrer dans mon âme
des îles incessamment chavirent dans mon océan
passages
passages à plis
passages pétillants
passages furieusement chiffonnés
on me lape
j’agonise
j’aime, j’épouse ma mort
dipht
dipht
dipht
je coule
on me laisse remourir encore
je coule
sable du sablier de mon temps
précipitamment s’effondrant
précipitamment
comme torrents de montagne
***
il naît
il naît des commencements
trop
trop
trop vite
qui se répètent
et incessamment répètent
que je répète que « ça se répète »
et que je répète que je répète
que je répète que « ça se répète »
écho de l’écho de l’écho jamais éteint
trop
trop secoué pour dire
ne puis
présences multiples
enlace… entrelace… ce qui entrelace…
l’infini est serpent
cependant le manteau de lumière, là,
presque… bientôt
une force
une force d’agrandissement heureux
effarante extension
une force jusqu’au bout du monde
comment calmer les ailes innombrables de la force
qui m’élève
qui m’élève de plus en plus?
paix
paix par graine broyée
je fais la paix
dans une douceur de soie
m’élevant sans privilèges
tous les feuillages des forêts de la terre
ont le frémissement
à l’unisson duquel je frissonne
un étrange allongement
un étrange prolongement
un dénuement surabondant
une continue lévitation
pourrai-je jamais redescendre?
sauf!
j’ai brisé la coquille
simple je sors du carcel de mon corps
l’air
l’au-delà de l’air est mon protecteur
l’inondation a soulevé mes fardeaux
l’abandon de l’empire de moi m’a étendu infiniment
plus n’ai besoin de mon cadavre
je ne vis plus que de la vie du temple
dans la région du primordial, le récitant se tait
celui qui est ici n’est plus revêtu
hors de son corps le désert l’approvisionne
le mal est immolé au bien
l’impur au pur
l’à-côté au droit
le nombre à l’unique
et le nom et immolé au sans nom
pureté m’enfante
j’ai passé la porte
je passe une nouvelle porte
sans bouger, je passe de nouvelles portes
l’eau qui m’enlève, plus légère que les eaux de la terre
enlève aussi les nuages épais
du firmament de mon âme
tremblement si petit en moi
qui m’entretient une si grande paix…
objet n’est plus obstacle
savoir, calcul n’est plus obstacle
mémoire n’est plus obstacle
j’ai laissé derrière moi le sot, le sûr, le compétiteur
à cause d’extrême minceur je passe
à cause d’une minceur
qui dans la nature n’a pas d’égale
le courant léger, omnipotent m’a dépouillé
mes déchets ne collent plus à moi
purifié des masses
purifié des densités
tous rapports purifiés dans le miroir des miroirs
éclairé par ce qui m’éteint
porté par ce qui me noie
je suis fleuve dans le fleuve qui passe
que la tentation ne me vienne plus de m’arrêter
de me fixer de me situer
que la tentation de me vienne plus d’interférer
bienheureuses ondes d’égalisation
qui d’une arche solennelle surmontent chaque instant
ondes qui donnent diadème et plaie
une souffrance presque exquise
traverse mon cœur dans ma poitrine
liée au ciment aimant qui tient le monde fraternel
indivisé et proche jusqu’en son plus lointain
et tout enclos dans le sanctuaire
cependant qu’un froid extrême
saisit les membres de mon corps déserté
mon âme déchargée de la charge de moi
suit dans un infini qui l’anime et ne se précise pas
la pente vers le haut
vers le haut
vers toujours plus haut
la pente
comment ne l’avais-je pas encore rencontrée?
la pente qui aspire
la merveilleusement simple inarrêtable ascension
Versión original tomada de L’espace du dedans. Pages choisies. Gallimard, París : 1966.
Henry Michaux. Namur, 1899 – París, 1984. Escritor francés de origen belga, una de las personalidades más relevantes de la literatura moderna. En 1922, bajo la influencia de la literatura de Lautréamont, empezó a escribir y a publicar en Bélgica. En 1924 se estableció en París y, en pleno clima surrealista, se sintió más atraído por la pintura que por la literatura; sus obras de este período, sin embargo, todavía discurren paralelamente a las experiencias de André Breton; incluso, según algunos, el verdadero surrealista era Michaux. Más tarde, se acercó cada vez más a Rimbaud, Kafka y a los existencialistas.
Angélica Rodríguez Vargas. Tiene un gato boxeador, llega oliendo a café a sus clases. Es, dicen, justa y cruel. Además es nuestra consejera editorial.