Al filo del mundo

Foto: Konrad Marx.

Les presentamos las palabras que leyó el poeta colombiano Juan Manuel Roca como presentación del nuevo libro de María Tabares, Al filo del mundo, publicado por la Editorial Domingo Atrasado en la Colección Respirando el verano: «María Tabares traza preguntas oscilatorias sobre muchas formas de la violencia que van al baile disfrazadas de amor».

 

Por: Juan Manuel Roca

Me complace presentar el nuevo libro de la colección de poesía Respirando el verano, obra de María Tabares titulada “Al filo del mundo”, un filo que parece hablar desde su título de un universo por habitar, de un mundo que afila su palabra en dos orillas, la de la realidad y la de la imaginación, que quizá sea aún lo más real.

¿Cual podría ser ese filo?

Bien pudiera ser el de la palabra, el filo  de toda epifanía que es el poema, el filo del milagro, pero también del miedo o el abismo. Tal vez su epicentro provenga de ese precipicio que la autora señala en una imagen de feroz contundencia: “las balas cruzan cargadas de abismo”.

La poesía pleitea con sus límites y cuando tiene un registro sucio de realidad, que no quiere decir ni remotamente realista, o un grado de ensoñación que no implica la evasión, produce poemas de esta naturaleza.

Hombres, mujeres, árboles y bestias, ángeles y gentes a las que se les ha muerto su cadáver y entonces pueden ser niños y pueden de nuevo operar un milagro, hacen su ronda como si fueran estaciones, ciclos de la vida.

La poesía de María Tabares está atravesada por huellas dolorosas y también por el milagro cotidiano de respirar a pleno día, y estas esquirlas de sueño y de razón preguntan por ella a la vez, no importa si se encuentran a “la entrada de ninguna parte”, de un sitio innominado al que esta autora mira con serenidad taoísta, como lo hace una gata que dormita al pie de la ventana.

En ese filo del mundo puede rastrear su estancia campesina en un poblado que amaría Bajtin o Michelet porque celebra un  carnaval de demonios de entre-casa, pero también rastrear las sombras y epifanías de una bullente capital colombiana que es como una larga y grande herida.

Así ocurre la vida de María Tabares, en un ir y venir, entre un paisaje de olor en el pequeño país del Ingrumá y el aire lisiado de esta ciudad de su infancia. No es gratuito pues que sus poemas traigan jirones de ese paisaje catedralicio de la guadua y al mismo tiempo del bullicio de la ciudad, de este centro del país donde se gestan, para incumplirse, las leyes.

Cuando nos habla de la posesión de dos almas, de la escisión que nos acompaña, por suerte aparece una tercera orilla del río, como dijera Guimaraes Rosa, la orilla que no ignora que su otra también se asoma al río, al filo del agua.

Seis cuentos se agregan a esta selección personal de poesía, pero en ellos vuelve a campear la observación detenida que hace de seres y cosas, la búsqueda de esencias que es ante todo un propósito del poema. Como sugerente colofón  nos entrega su ensayo “El invisible”, un escrito en el que convoca a Sor Juana Inés de la Cruz y su gula de Dios, o a Camila Charry y las líneas de un poema estremecedor en el que hace algo más que la crónica feroz de una toma de un poblado por las armas, un pan de cada día, tal vez el único pan que no envejece en este país y que siempre está a la órden del día.

Su ensayo es un acopio de repulsas a las guerras que aún resuenan como en el “Tamerlán” de Borges, ese guerrero nómada cuyo ominoso prestigio hizo que algunos lo vieran como el inventor de la guerra.

De la misma manera nos recuerda en su ensayo el “Romance de la guerra civil española”, el poema de Federico García Lorca que atrapa la irrupción de la violencia y sus terrores: “La ciudad libre de miedo,/ multiplicaba sus puertas./ Cuarenta guardias civiles/ entran a saco por ella”.

En el  filo de una moneda de dos caras, la cara de la guerra y la del amor, María Tabares traza  preguntas oscilatorias sobre muchas formas de la violencia que van al baile disfrazadas de amor.

¿Donde la poesía? En un lugar que sin rechazar el mundo se sabe al filo de una larga, oscura noche sin tregua.

 

Selección de poemas de Al filo del mundo, de María Tabares
Editorial Domingo Atrasado, Colección Respirando el verano, 2018

 

Las balas cruzan cargadas de abismo.
Todo dice urgencia y nadie sabe por qué.

La vida es el grito de una recién nacida
aunque una mordaza tapona su boca.
Los amaneceres tienen la alucinada iridiscencia del ácido
y la poesía es un invento que nada nombra.
Solo existe
real
cada quien consigo mismo
oculto en su pequeño corazón.

 

Cebúes a la espera

Ángeles arremolinados,
la mansedumbre
se ensombrece bajo el árbol del caracolí.
Ellos esperan
sin saberlo
de la mano del hombre
la muerte.

 

Suenan las campanas de la iglesia

Dios no sale ni entra.
queda
Afilar el lápiz y escribir a oscuras.

 

 


María Tabares

María Tabares (1958, Bogotá, Colombia). Poeta y narradora egresada de la Escuela de Escritores de México, SOGEM. Ha formado parte de talleres de poesía, narrativa, dramaturgia y guión en España y México, y ha sido publicada en revistas y antologías en Colombia, Ecuador, México y Francia.

Reconocimientos: -Libro de poemas Y cae y suena y nos invade. Segundo lugar. Museo Rayo y Ediciones Embalaje, 2010. -Libro de poemas, La luz, poemas de sombra. Premio Nacional de Poesía. Museo Rayo y Ediciones Embalaje, 2011. -Cuento, Cinco minutos. Tercer lugar. Concurso Nacional de Cuento, Fundación La Cueva, Barranquilla, Colombia, 2012. -Libro de poemas Los Sombra. Mención de Honor. Premio Nacional de Poesía Ciudad de Bogotá, 2013.

Otros libros publicados: Los Poetas del Megáfono, México, 2008; La tortuga feliz (libro de artista); La Diéresis Editorial Artesanal, México, 2012; Álulas, El Ángel Editor, Ecuador, 2014. El libro que presenta en esta nota Juan Manuel Roca ha sido editado por la Editorial Domingo Atrasado en su colección Respirando el Verano que combina en una edición poesía, ensayo y cuento.

 

Juan Manuel Roca (Medellín, 1946) es un poeta con una de las trayectorias más importantes en Colombia. Reconocido por haber estado al frente del Magazín Dominical de El Espectador por más de una década, espacio cultural que ayudó a formar toda una generación, es dueño de una obra poética fundamental y de una vida consagrada a la escritura y el pensamiento. Es el director de la línea de Poesía en la Maestría en Escrituras Creativas de la Universidad Nacional de Colombia, y ha recibido premios tan importantes como el Nacional de Periodismo Simón Bolívar y el Casa de América de Poesía Americana. Es colaborador asiduo de Literariedad.

 

Literariedad

Asumimos la literatura y el arte como caminos, lugares de encuentro y desencuentro. #ApuntesDeCaminante. ISSN: 2462-893X.

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