Pntura: Paar im Gespräch, Simon Glücklich.
Estefanía Renderos* resulta una de las jóvenes escritoras que por decisión personal ha mantenido una considerable distancia del mal llamado mundo literario, es una autora sin premios, sin apariciones públicas y sin publicaciones hasta el día de hoy, pero también es una autora con un alto conocimiento de la literatura que se ha producido a nivel centroamericano en los últimos años.
Renderos es una poeta ampliamente incisiva, ácida y dueña de un humor cáustico que se hace efectivo a partir de un tono conversacional que bebe de las raíces del nadaísmo y de la anti-poesía.
Los textos que ahora se presentan forman parte de Prólogo a la Rabia (Baile Teatral en 24 fotografías) el cual es un poemario dividido en 3 partes: The Home, On the Road y The Rage. En esta publicación de Literariedad podrán tener acceso a los primeros cinco poemas de la parte inicial y al primer poema de la última parte.
Sin más tiempo que perder y esperando que estas palabras no se hayan vuelto cansadas, les dejo con la voz de esta poeta atípica para nuestra región.
Presentación y selección de Josué Andrés Moz
Estefanía Renderos
The Home
I
Prefacio
Nunca aprendí a guardar silencio
como tampoco a montar la bicicleta.
He perdido ya varios de mis dientes
y enredado alguna vez mi cabello con el amor de las hiedras.
Estoy frente a todos ustedes
que quieren verme de cara contra el cemento,
estoy contra todos ustedes
que han visto cómo he fracturado cada parte de mi cuerpo
pero que desconocen, cómo he cuidado el filo de mi lengua.
Hoy vengo a decir: todas las palabras que aprendieron a caminar,
a pedalear sobre sus pechos: las piedras que yo tuve en la cara.
II
Fuera de casa
A mí, la guerra me llegó por lágrimas de mi padre,
a él, la guerra se la declaró el suyo antes de llegar a la adolescencia.
Yo he visto cómo llora cada uno de sus muertos
y escuchado cómo desesperadamente
busca esconder con sus gritos los muertos de los demás.
Ahora que envejece y que el hígado le falla,
mi padre ha encontrado el perdón que le negaron.
Yo escribo esto
para perdonarlo en su perdón.
III
Casa fuera de casa
He decidido no preguntar más por el coronel campos anaya,
ni por la herencia de la abuela, o por las manos quemadas,
o por la vez que mi abuelo persiguió a mi padre con el machete
y menos por las noches que estuvo encerrado en el cuartel.
Muy oscura fue la mañana en que nació mi padre.
Al viejo ya su madre lo ha castigado lo suficiente
como para venir esta noche y ahorcarlo con mis palabras.
IV
Jardín fuera de casa
Tanta primavera en sus labios atrajo a las orugas;
los días siguientes: fueron una crisálida misteriosa.
Augusto Torres Mena
Mi madre quiso escapar de casa,
mi padre amó la juventud de ella;
él aún no moría lo suficiente,
el conflicto armado recién iniciaba por aquellos años
y su hermano seguía con vida;
mucho músculo en mi padre, poca amargura.
Por aquellos años,
bastaba con esconderse de los ladridos de mi abuela,
bastaba con casarse para escapar de la desgracia.
V
Primera casa
En este poema los sillones no existen,
las radios, los televisores o la comida abundante.
En este verso largo existe el largo odio de mi abuela.
Ellos se besan en esta estrofa
y la soledad parece una mentira que les contaron en la infancia.
Hay un sólo colchón para dormir en este par de versos
pero ellos no necesitan el sueño.
Meses después, mi madre necesita atención médica,
han vendido el automóvil, se han deshecho de su perro,
he llegado a sus vidas y tengo problemas respiratorios.
Este poema termina inmediatamente después de mi nacimiento.
The Rage
XVII
No land for yung ladies
1
En la tibia tierra de poetas que viven de antiguas glorias
el poeta viejo dijo: «Ella escribe y tiene bonitas piernas.
Deberíamos fundar una editorial para bonitas piernas».
En la editorial de bonitas piernas // Año 1. Colección Falda Corta,
mis palabras nunca serán importantes
porque mis piernas nunca estarán abiertas;
«una llave sirve para conseguir otras llaves»
dijo el poeta viejo para intentar seducir mi rabia,
mi rabia es un perro de tres cabezas
y de seis lenguas para decirle a todo el mundo que no conozco el olvido.
Pasados los años nunca necesité de talleres de poesía
hechos a la medida de poetas artríticos y con alzheimer
que no aprendieron hasta ahora a elegir bien sus palabras
pero que sí se graduaron en el arte de elegir sombreros
y trajecitos para una noche de bodas.
Llegado este día
nunca necesité de un editor como esos
porque nunca en mi vida he necesitado un proxeneta.
2
Los talleres de poesía son casas de empeño:
al salir por la puerta
una puede llevarse la palabra de algún conocido.
3
Un pequeño cuentista me invita a un ladies night,
yo no lo conozco demasiado y acepto.
Hace algunas semanas leí alguno de sus cuentos
pero no siempre los edificios se parecen a su escultor.
Él me cuestiona,
«¿por qué no has leído aún mis obras completas?:
si soy el más importante narrador de esta generación,
si soy gran maestre en 69 países,
si soy amigo de aquél y tengo fotos con aquella…
si soy claramente la imagen de un detective salvaje
y nunca he necesitado de la oficialidad».
Yo creo que la contradicción tiene humano rostro;
mientras tanto me río de él y me pido perdón:
nunca había pagado tanto por un trago.
4
Burn down the disco
Hang the blessed DJ
Because the music that they constantly play
It says nothing to me about my life.
The Smiths
«Somos Los hijos de Sunatlán, del Círculo de escritores de San Iriarte,
del Taller Literario de los Últimos Días y traemos la verdad y la vida,
somos verdaderos poetas porque somos poetas comprometidos,
mucha revolución, mucha boinita roja, mucho chegue vara,
muy muy poetas, más poetas que vos, hasta la victoria secrets,
que viva schafik y tomemos las armas, vos no viviste la guerra, no sabés nada,
para vos todo fácil, todo internet, todo millennial, culpa tuya nacer muy tarde,
culpa de tus padres que te trajeron cómoda al mundo, todo el odio para vos,
todo fuego a tus pies porque no estás descalza, a nosotros quisieron matarnos,
y vos escribís de tu familia, pobre niña con problemas de posguerra,
pobrecita la irresuelta, pobre oh pobre, sin manos se ve más bonita».
Y así el discurso de los Talleres Literarios de los Últimos Días
y así el rencor por no promulgar su religión.
Las balas que yo recibo han sido bañadas de otra pólvora.
* Lilibeth Estefanía Renderos (Zacatecoluca 1992). Licenciada en Letras por la Universidad de El Salvador. Poeta y narradora salvadoreña. La totalidad de su obra se encuentra todavía inédita.