Imagen:Intervención digital. Daniela Gaviria
Les presentamos tres poemas de Nayeli Rodríguez Reyes (San Felipe, Baja California, 1992) que evidencian la profunda relación entre la música y la poesía y su fundamental unión y participación dentro de la sociedad. En nuestra edición de diciembre: Músicas.
El músico de la guitarra triste
Siempre en la misma ruta
el músico de la guitarra triste
se pone a cantar
con un sombrero de palma
que contiene diez monedas y dos billetes rotos.
Canta una canción que alcanza a romper el corazón de un pájaro.
Qué bueno que la música no necesita verse
porque ese hombre está ciego.
Qué bueno que la música no necesita piernas
porque ese hombre está cojo.
Sentado, toca su guitarra,
una guitarra triste, sucia y desafinada.
Un hombre se acerca y le ofrece 20 billetes de 100,
el músico acepta y la guitarra se va.
Días después, veo la guitarra limpia y afinada,
en una tienda de artesanías.
Toco unas notas, parece igual de triste.
Canto pero no sucede nada.
Le pago al empleado y salgo a la calle.
Recito un poema con la guitarra,
improviso una melodía.
Siempre quise hacer esto.
La gente comienza a darme dinero.
Parece que la poesía y la música
pueden hacerme feliz.
La música
La música es
sonido celestial
que no se palpa
envuelto en vocales
en la garganta de los niños
y en el violín marchito
del anciano de la esquina.
La primera vez que hice un poema de música
escribí de tus piernas
palmeras musicales extendidas en el mundo
y entonces intenté escribir una canción o un poema
que hablara del amor
aunque me dijeron
que los poetas no saben cantar
que los poetas no pueden bailar tango
y yo,
no hice caso de esos comentarios,
y me quedé quieta,
con tu música
y mi verso.
* Nayeli Rodriguez Reyes (San Felipe, Baja California, 1992). Licenciada en Lengua y Literatura de Hispanoamérica por la Universidad Autónoma de Baja California. Obtuvo el segundo lugar del Premio Nacional al Estudiante Universitario José Emilio Pacheco, en Poesía. Tiene publicados dos libros: El amor es rosa y su mitad es gris (Gíglico Ediciones, Tijuana, 2012) y Paroxismo (Pinos Alados, Mexicali, 2018).