Foto: Adam Kring
En nuestra edición de enero-febrero de 2021: El nuevo fin del mundo, publicamos una selección de poemas de Julio César Plata (*), en donde la luz no ilumina y el fin del mundo no llega a todos pero está siempre acechando.
Aún quedará más por venir
Aún quedará más por venir,
este calor arrasará más sabana
y esta tierra quedará más pobre.
Habrá más luz
y andaremos más ciegos,
la mentira será verdad
y la verdad una palabra muerta
como el amor o la esperanza
existirá el que huye y vuelve
porque el infierno extranjero duele más
—la patria arde, pero es la patria—
también surgirán nuevos libertadores
que nos esclavizarán el doble,
porque nadie encontrara diferencia
entre lo malo y lo peor.
Seremos la generación
que sobrevivirá a todo —por desgracia—
pero aún quedará más por venir
y no sabemos que será.
Posibles imposibles
De no haber nacido aquí
¿Qué defecto tendría la otra tierra?
De no haber tragado las palabras
que hoy me ahogan
¿Qué silencio me atormentaría ahora?
De no haber huido para luego cargar
con una soledad eterna
¿En cuál rincón me estaría escondiendo?
De no haber tenido esta vida
¿De qué me quejaría en la otra, en el poema?
Algo de algo
«…Lo que éramos hace un momento
no lo somos más»
Ernesto Sábato.
Abro los brazos para recibir la luz,
luz falsa de un sol inventado,
y las horas que preceden, falsas también son.
Abro los brazos
y quiero vivir en la mentira;
tener la oportunidad de algo,
la seguridad de algo,
algo de algo.
Abro los brazos
y siento ese calor de quimera,
veo el patio iluminado, amplio, tranquilo,
me acuesto y al borde del sueño pienso:
la única verdad la tiene el tiempo
que nos quita todo, qué más da mentir.
Ceguera cotidiana
Se ve el reloj
pero las horas siempre son borrosas
la planta muere de sed
estando tan cerca del grifo
el polvo se posa con autoridad
sobre los muebles y los días
llega el invierno
y las goteras siguen en verano;
se inunda la habitación y los libros
hay cartas de amigos lejanos
que cerca están del bote de la basura
pronto es noche, el cansancio llena
aún más de neblina los metros cuadrados
de la casa pequeña, de alquiler.
Desconcierto
De tanto esperar
no se sabe qué se espera,
las paredes agrietadas —del suponer—
se han vuelto el hogar,
las miradas furtivas al reloj, una rutina
De tanto cargar preguntas, llega una respuesta
y se entorpecen las palabras al salir
—el hablar es un acto primitivo y olvidado—
las manos tiemblan por la posibilidad del roce
y la imposibilidad de una mente cansada
De tanto esperar, se termina yendo.
El mundo se acaba mañana
El mundo se acaba mañana
eso dice el viejito de los cien años,
lo presiente la flor marchita,
la marea se lo cuenta
al pez cerca de la red,
lo huele el perro
que comió pan con veneno,
las abejas llenas de glifosato
lo sienten en sus alas.
Mañana se acaba el mundo
para ellos,
y para nosotros ¿cuándo?
Después de la muerte
¿Después de la muerte nos cobrarán impuestos por flotar sobre las calles?
¿Habrá distinciones por espíritu?
¿En el más allá (o más acá, creo) nos arroparán también con miedo?
¿Nos darán golpes por justicia?
¿Nos hablarán de otro cielo, otro calvario?
¿Nos dirán que hay otra muerte y otra espera?
¿Después de la muerte habrá verdad?
(*) Julio César Plata Rueda (Zapatoca, Colombia; 1997). Poeta emergente. Bachiller. Trabajador informal. La mayoría de su obra poética se encuentra en redes sociales. Ha participado en algunas lecturas de poesía en parques de su ciudad.