Foto:Vivian Maier(1979)
En nuestra edición de marzo-abril de 2021: Pájaros del día, nuestra edición de octavo aniversario, les presentamos una selección de poemas de Javier Fuentes Vargas (*) que homenajean el acto de caminar como un hecho poético en sí mismo.
Sobre los caminos
I
Los caminos se han hecho de pies.
Las manos envidian esa virtud de plasmar huella,
pero también los pies quisieran acariciar
de vez en cuando:
tocar una cadera,
sostener la necesidad.
El camino no siempre se anda.
II
En el camino las piedras acumulan ciertos secretos.
Cuentan que por la noche los pasos se aquietan,
sin embargo, los que logran darse
contienen todo el temblor de la madrugada
y la incertidumbre es suya,
y el camino, ajeno del destino,
se lava las manos de cualquier paradero.
III
Amo, por supuesto que amo.
Pero mi amor no obedece al paisaje,
más bien, concede un andar.
11
La única palabra que la ciudad me ha dicho:
caminar.
Ir tras los pasos de todo lo que se aleja:
costumbre que busca desencadenar los miedos.
Construir un espacio donde esparcir la sombra,
donde dejar la crepitación de las hojas
cuando mis pies conversan con sus secretos.
Decir algo más que el camino:
sentarse.
Exilio
El exilio es una bestia de tres cabezas
que custodia las puertas de este infierno.
Adentro hay una guerra que no me permite amar los caminos de regreso.
Desde aquí:
sólo puedo llorar lágrimas ajenas,
comprar años para no regresar muerto,
tatuarme la lengua con la palabra infancia
y enviar palomas en busca de tu puerta.
Decirte
que estoy en un lugar donde espero
no morir sin conocer el odio.
***
¿El hedor será la cobija de estas noches?
¿Desde qué puerta nos viene la muerte?
¿Qué casa es refugio para nuestras lágrimas?
No queda nada más que colgarnos de la espera
sentar cabeza en este pedazo de sombra
mostrar las manos repletas de vacío
y relamerse el costado que aún sufre nuestra descreencia.
La ternura es demasiado grande como para entrar
en nuestras vidas.
Puentes
El agua solo puede soñar con alcanzar los puentes,
los ve como lejanos altares donde los pasos son depositados.
El agua nunca se sintió camino
para los hombres que, en su sobriedad,
eligieron llorar a los ahogados.
Enmudecer los pasos
para no delatar el pesar de nuestra encorvada silueta.
Santiguar los antiguos muros
con nuestra forma de amar en contra de todas las paredes.
Conmemorar las fechas sin calendarios
donde empezamos a amar con los labios apretados contra el frío.
Anhelar sequías encamadas en nuestras habitaciones
es aceptar la sed como forma de vida,
es ritualizar el deseo
y tener motivos necesarios para empolvarse las manos.
Cortejamos la necesidad
porque la experiencia de carecer
es la forma en que intentamos saldar la deuda
que adquirimos al nacer acunados por la lluvia.
Los paisajes coleccionan miradas
como las estampitas que suelen decorar.
En el fondo, esto también es un ejercicio de su ego,
pues no es la mirada lo que anhelan,
sino verse reflejados en el cristal de la pupila.
(*) Javier Fuentes Vargas (Santa Ana, El Salvador, 2000). Estudiante de Antropología Sociocultural en la Universidad de El Salvador. Ha participado en diferentes eventos y lecturas a nivel nacional e internacional. Su poesía ha sido publicada en diferentes revistas de México, Guatemala, Argentina y El Salvador. Mención de honor en el festival internacional Premio a la palabra por Duele Igual (Argentina, 2019), Finalista del XVII concurso literario Gonzalo Rojas Pizarro por Vaho (Chile, 2020). Ha publicado: La muerte llegará (El Salvador, Artesanos & Editores, 2019) y próximamente Vaho (Estados Unidos, FlowerSong Press, 2021). Ha sido traducido al inglés.