«Coordenadas de un plano irrealizable», poemas de Sebastián Martínez

Fotografía analógica: Sara García.

 

Les presentamos una serie de poemas de Sebastián Martínez (*) pertenecientes a su libro Coordenadas de un plano irrealizable (Pre-Textos, 2021), que exploran el cuerpo como una casa anidada de lagartijas, y de besos; en nuestra edición de julio-agosto, Lo habitado.

 



Ley sexta

Si hay un traqueo mínimo en la noche
como cuando la madera cruje de pronto
tienes que saber que ha sido una cucaracha que escalaba por la pared
y se cayó de espaldas.
Incluso esas minúsculas caídas fracturan el suelo de la casa.

Para vivir tranquilo hay que ignorar el propio peso.
Pisar y olvidar. Pisar y olvidar.
Es muy sencillo.
También hay otro requisito: no mirar
bajo ninguna circunstancia
hacia abajo.

 


Cimientos

Es más casa que cuerpo.
Si alguien se aventurara a abrir sus ventanas
traquearía.

Tiene cimientos la casa, no piernas.
Ni manos,
ni lengua.

Y no se sabe dónde está la puerta,
ha cicatrizado.

La casa hace de huevo:
hay que demolerla para entrar en ella.

 


Date cuenta

[1.2. – 1.5.]

quédate quieto, mi amor, date cuenta
de que la lagartija sale de pronto
desde atrás de las de cortinas
y corre
frenética hasta tus labios
se queda allí
detenida ante la grieta
como si todos miráramos
tu boca

nuestros ojos siempre están encima de la lagartija
por eso tiene una anatomía
tan aplastada

desde el comedor de Pereira
mi madre está tan asustada ante la lagartija
como ella de la humana
y es que es verdad que tus labios le dan miedo
mi padre, por el contrario, no le presta atención
quiere que se infeste la casa de lagartijas
para que se coman a todas las cucarachas
pero no sabe
que las lagartijas también son una plaga
que esta lagartija suena
que su cuerpo lánguido
retumba en todo el barrio
su cuerpo contra mi cuerpo asusta
date cuenta
de que nuestro beso
es una alimaña en nuestra casa
es una rapidez que se esconde
pero cuando se muestra
diminuta e insignificante
hace de la pared
el muro de la masacre
y las escobas caerán en tu boca,
mi amor,
caerán los gritos
caerá la sangre
en el muro del sacrificio
pero no importará
porque entonces me habrás tragado

 

 


Aviario

[3.2., 1.8. / 2.6. / 1.6.]

«Cada noche un mango
cae dentro del oído».
Gina Saraceni

 

era muy temprano
cuando la tórtola volaba hacia el patio de mi casa
a esa hora yo dormía
mi oído tenía la misma forma
que las paredes que rodeaban el patio
el pájaro se metía
como si fuese a encontrar
un pez nadando entre las piedras
así cada mañana
yo no entendía
por qué me dolía la cabeza
cuando el ave se estrellaba contra el suelo
yo bajaba
yo era un perro atento que bajaba
y espantaba al pájaro
para que no entrara a la cocina
pero quién iba a descender por mi oído
quién iba a ser el perro guardián
para ese aviario
donde la tórtola repetida mil veces
picoteaba contra el suelo desnudo
y qué encontraba
además de un hueso pulverizado
y su pico maltratado:
hambre

 

 


Habitación propia

[2.6.]

estirar las piernas sobre la banca y hacer un puente debajo de mí
no va a servir para alojar
a ningún desamparado
en esta habitación enorme
en mi comodísimo cuarto
cuya petrificación
cuya certeza
en la cual duermo
como una madre que no espera a sus hijos en la noche
porque ya están acostados

que la promesa
el porvenir
la migración de una lengua
que se estire y me exija limosna
no existe

 

 

(*) Sebastián Martínez (Pereira, 1996). Profesional en Estudios Literarios de la Pontificia Universidad Javeriana. Su libro Coordenadas de un plano irrealizable (Pre-Textos, 2021) fue merecedor del XIII Premio de Poesía Joven Radio Nacional de España-Fundación Montemadrid.

Literariedad

Asumimos la literatura y el arte como caminos, lugares de encuentro y desencuentro. #ApuntesDeCaminante. ISSN: 2462-893X.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s