Vivir en el pasaje Aníbal Troilo, en Buenos Aires, es extraño, precisamente porque esta calle de solo cien metros —superpoblada de perros, autos viejos y madres judías— no recuerda ni en un adoquín al bandoneón de Pichuco.
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Vivir en el pasaje Aníbal Troilo, en Buenos Aires, es extraño, precisamente porque esta calle de solo cien metros —superpoblada de perros, autos viejos y madres judías— no recuerda ni en un adoquín al bandoneón de Pichuco.
Leer másCorrían tiempos de sequía. En un verano agonizante, todo estaba quieto; ni una pequeña brisa, ni un poquito de viento.
Leer másFotógrafos, poetas, artistas: abrimos convocatoria para la recepción de obras que versen sobre Argentina.
Leer másDetener el tiempo, descubrir el ritmo ancestral que tenemos informado en los genes que, como una bandera en el lenguaje de la sangre, vamos tomando para atravesar los siglos. Detener el tiempo, es decir, hacerse uno con el ritmo del cosmos, volver a casa.
Leer másCuando se ve amenazada la Democracia, este mínimo paraguas roído en medio del chaparrón de intemperie económica de las corporaciones, no podemos pensar en otra cosa. Detrás de las zancadillas a la democracia viene la poda a las ideas, a las palabras, a los sueños, a la convivencia. Peor aún, viene la poda de las orejas.
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