“Sabemos que Juan Carlos Onetti es una compacta fábrica de historias que transcurren entre humo de tabaco, bebidas prolongadas, incrédulos ritos, anécdotas sugerentes, amoríos frustrados con libros sospechosos, humor estupefaciente, lejanía, soledad y “saudade”, aunque esta conjetura no sea más que otro de los incontables equívocos que padece y fomenta”.