El Coyote había pasado de la posición de galán a la de actor maduro, sin alcanzar el éxito. Era buen amigo de los directivos del Estudio que le proporcionaban papeles muy por encima de sus posibilidades y él correspondía a tales amabilidades adulando sin descanso. Cuando vio el trabajo del Correcaminos urdió la estrategia: ganar su confianza, fingirse su benefactor y convencerlo de que Norteamérica no soporta a los perdedores.
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