«No son caricias, no, lo que repiten/ pasando y repasando sobre el hueso:/ son preguntas sin fin»…
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«No son caricias, no, lo que repiten/ pasando y repasando sobre el hueso:/ son preguntas sin fin»…
Leer másSelección de poemas mínimos, que más bien son ráfagas de luz en medio de la oscuridad que somos como civilización.
Leer másUn cuento emocional que narra la historia de la memoria y del tiempo encarnada en la vida de alguien que, al aprecer, ya lo vivió todo.
Leer másSiete poemas inéditos del libro «La orilla de los nadie», de la poeta y gestora cultural barcelonesa Montse Ordóñez.
Leer másA veces me doy permiso para pensar en ti.
Leer másNi siquiera la ciencia del siglo treinta podría calcular los libros que tengo en la fila de espera que, valga aclarar, no tienen nada qué ver con los libros que todavía no he leído.
Leer másLos que leemos por placer jamás llegaremos a ser máquinas que almacenan, y en cambio siempre seremos molinos, herramientas poco celosas con larga vida útil.
Leer másHe sido agua, fuego, tierra y viento, y carne.
Leer másAdaline Torres reseña «La casa del dolor ajeno», del mexicano Julián Herbert.
Leer másGracias a la magia de Internet hemos podido, usted leer esto y yo escribirlo. Se preguntará, imagino, el porqué en mi caso, y lo comprendo, pero intento explicarlo a continuación (en caso de que no se lo pregunte, anónimo lector, le aseguro que puede seguir con su vida a partir de ahora, sin necesidad de […]
Leer mássomos el lenguaje de los que ya no están la caligrafía de los mejores dioses somos el símbolo que todavía no se descubre el elemento irremplazable por inventar somos las huellas de alguien sin pies la hierba que crece al borde del olvido
Leer más«una ciudad que no merece palabras
un cuerpo que no merece la sangre
un hogar con una delgada capa de polvo
un río seco, un pájaro mudo, un perro sin dientes».
¿A cuánto asciende
la miserable noche del olvido?
Pero la vida es eso: el peso que pierden o ganan las causas de la inspiración, los latidos que se apagan y los que retumban como una canción, los nidos que se vacían y los que se llenan como colmenas de salsa dulce y amarga, las entradas y salidas sin puertas, las venas abiertas, y esas frases auténticas que logran acoger los soles del mundo. Y sí, practico olvidos, porque el olvido es vida que ya no duele, vida que se escribe desde la lección.
Leer más«Cuando el bus subió la montaña mi pecho se inflamó. Respiré hondo. Cuando cruzó los últimos kilómetros antes de ver las primeras casas de teja de barro como había estado acostumbrado desde niño, me eché a reír. Sin embargo, cuando vi aparecer el rostro de una ciudad envuelta en la niebla y coronada por la […]
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