¿Cómo habitar y deshabitar el cuerpo y la casa?
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«La cárcel era mi nombre», poemas de Estefanía Rodríguez Rozo
Estos poemas son una elegía a la inocencia más poderosa, la que no entiende de moralismos absurdos, ni de rígidas reglas sociales.
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Mientras los turistas duermen
Si en este momento un caminante asomara cuadras más arriba, a través de la niebla y la llovizna observaría una casa, allá en el fondo, diminuta, como olvidada en la montaña…
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«Una casa colorida y de bahareque»: Juliana Gómez Nieto
«Literariedad es una casa grande como las de los pueblos del Eje Cafetero, con muchas habitaciones que guardan cientos de historias en las grietas de las paredes y debajo de las tablas del piso de madera».
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Secretos de «La secreta»
La mirada de José Nodier Solórzano recorre las calles de su solar nativo sin ningún pudor, sabedor del valor que tienen los escenarios pero, también, que ahí se respiran las ideas y los sentimientos de la especie humana, cuyo buen tratamiento es lo único que hace universal una literatura. Ha creado su propio universo literario.
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Ninguna Parte
«Cuando el bus subió la montaña mi pecho se inflamó. Respiré hondo. Cuando cruzó los últimos kilómetros antes de ver las primeras casas de teja de barro como había estado acostumbrado desde niño, me eché a reír. Sin embargo, cuando vi aparecer el rostro de una ciudad envuelta en la niebla y coronada por la […]
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Revista Literariedad 