Agua lúcida

Discordancia

Imagen: Jaime Villaseca Casi siempre, cuando me reflejo en el espejo, veo al que dicen que soy o al que creen que soy. Aunque no siempre he tenido que verme obligado a ello, algunas veces he sido quien he querido ser y muchas lo que tuve que ser. Vengo de ver allí a un hombre […]

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Agua lúcida

Adentro del árbol vivo

Imagen: Jose Alhambra La paz es un animal que duerme con los ojos abiertos, sin pestañear y, por supuesto, sin soñar, aunque esto parezca insólito y hasta perverso, porque no es nada fácil descansar en una celda rodeada de fanáticos metálicos que no dejan de rechinar, mucho menos si estos, como cazadores envenenados, han venido […]

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Literatura

Basado en una historia de la vida real, por Fátima Vélez Giraldo

Estos ojos que nos presta el narrador de Un corazón sencillo, que parecen ser como los nuestros -pero no lo son porque los nuestros no traspasan paredes-, sacan conclusiones, expanden la singularidad de los objetos, no anulan su afectividad, sino que la vuelven universal, aparentemente objetiva pero no en el sentido en que lo presenta Roland Barthes en su lectura con pinzas de las descripciones flaubertinas.

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Claves, El Peatón

Claves VII. Nadie sabe para quién escribe

Acaso habrá alguien que sepa para quién escribe. Las palabras, puestas en un papel, nos dejan de pertenecer. Uno no es dueño ni de su propia misantropía. Aglutinar papeles en un cajón de escritorio es, a la larga, dejar un testamento de vergüenzas. Uno debería quemar todo cuanto escribiera si no le satisficiese.

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Literatura venezolana

Precisión

A la vida se le mira a los ojos, al mismo centro de los ojos. Eso pienso frente al espejo con maquillaje en mano y contra reloj. Pero, entre tantos mares de ojos, entre tantos millares de pares de ojos, ¿dónde hallar aquellos de la vida misma? Los ojos de la vida gritan poesía, penetran, perforan, desnudan…

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Literatura venezolana

El cristal

Pero la vida es eso: el peso que pierden o ganan las causas de la inspiración, los latidos que se apagan y los que retumban como una canción, los nidos que se vacían y los que se llenan como colmenas de salsa dulce y amarga, las entradas y salidas sin puertas, las venas abiertas, y esas frases auténticas que logran acoger los soles del mundo. Y sí, practico olvidos, porque el olvido es vida que ya no duele, vida que se escribe desde la lección.

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Poema

País de la nada

Vi fenecer de hambre y no hice nada,
Vi golpear y di la espalda,
Vi llorar un niño y cerré mis ojos.
Vi a un mendigo rogar y sentí asco y hoy vomito al ver mi rostro en este espejo.
Somos una plaga, “maníaca razón”.

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