«La mitad de las cosas» hace una breve lectura de tres novelas de Rodrigo Parra Sandoval.
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Diciembre de 2018
Cuando la sangre que te ensucia las manos es la misma que corre por tus venas.
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«Maternidad», un cuento de Santiago Sepúlveda
Sugerentes, poéticas y filosóficas, las imágenes de este cuento conmueven, sus preguntas inquietan y trastocan lo cotidiano.
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8. Santiago Sepúlveda
Una conversación con el escritor Santiago Sepúlveda a propósito de su novela Ayer terminará mañana.
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Elegía
Roberto Segrov escribe acerca de la novela de Santiago Sepúlveda: «Ayer terminará mañana» y reflexiona acerca de las correspondencias que subyacen al ejercicio de la escritura.
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Sobre «Atala y Elisa»: los abismos
«Atala y Elisa», de Elisa Estévez, es una novela que logra retratar muchos de esos abismos que rara vez nos atrevemos a mirar.
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Edición del 12 de junio de 2016
Edición del 12 de junio de 2016.
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Sin Penélope
Un cuento de Santiago José Sepúlveda Montenegro sobre la ruptura, cuando Ulises se va.
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Disolución cinco – Santiago José Sepúlveda Montenegro
«no alcanza la tristeza o la alegría
el humor o la tragedia
no logra ni el recuerdo ni el olvido
tampoco alcanza el hambre, la satisfacción, la consciencia o la inconsciencia»
Disolución cuatro – Santiago José Sepúlveda Montenegro
«si sonríes es porque se ha abierto una ventana
yo he calzado tus pies descalzos con flores y desiertos
he cambiado el clima, entonces recoges tu pelo
descubres tu cuello y te sientas a la orilla del río»
Disolución Tres – Santiago José Sepúlveda Montenegro
«una ciudad que no merece palabras
un cuerpo que no merece la sangre
un hogar con una delgada capa de polvo
un río seco, un pájaro mudo, un perro sin dientes».
Disolución Dos – Santiago José Sepúlveda Montenegro
«sobre el mar, el viento espera las nubes.
el barco extiende las velas como pulmones.
sobre la arena, el aire juega con las dunas.
el hombre cae y se cubre la boca»
Disolución – Santiago José Sepúlveda Montenegro
«Sabes que eres tú porque sonríes,
porque te reconoces frente al espejo,
con tus labios de algas marinas,
que son suaves y besan las heridas».
El día en que las sombrillas no supieron detener la lluvia – Santiago José Sepúlveda
La lluvia seguía cayendo lentamente cuando volteé la mirada. Y los tejados seguían marchitos, inundados de un río que caminaba hacia arriba.
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Revista Literariedad 