«Gaviotas en el Escalda», un poema de Marco Antonio Campos

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Les presentamos un poema en prosa de Marco Antonio Campos (*) en nuestra edición de diciembre de 2022: La ausencia.

 

El lento Escalda, las lentísimas aguas del Escalda, llegarán al Mar del Norte y llegaré al Mar del Norte, y las seguiré, y seguiré leyendo el libro real, que se pierde casi todo, y el libro imaginario, que si bien escrito, perdura por los siglos y un día. Fui el hijo pródigo que regresó a casa demasiadas veces.

Desde la década de los setenta recuerdo de Bélgica el cielo plomizo, la bruma, la lluvia sin sosiego, la llanura infinita… Tañe el carillón de catedral cada cuarto de hora y resuena en calles y casas del centro y las pone en equilibrio.

A este país lo dividieron las aguas de Inglaterra y los árboles de Francia, de Holanda y Alemania, hasta parecer una pequeña isla en pleno continente.

La recuerdo con sus jeans y su blusa abierta. Yo tenía 23 años y ella casi 17. Me dio soles oscuros y soles amarillos. Era flamenca. Blanca, con el cabello negro, los ojos ferozmente tímidos. Escribía cartas bellísimas. Bailamos en Bruselas. Hablábamos un mal francés que deletreábamos. Sus nalgas y sus piernas estaban hechas para la desesperación de las manos. Fue un amor a primeros dientes y aún conservo en la boca el sabor de la transpiración de su piel. Los amores fugaces no dejan tristeza si se gustan y ninguna tristeza si no hay compromiso.

Pero ¿qué hacen los gallos al lado de las palomas y de los patos en los bordes del lago del parque? ¿Quién los citó aquí en Amberes fuera de las horas del despertador en las deshoras de la mañana y de la tarde?

Pero hablemos ahora en el mayo de 2005 de una joven sudamericana. Sabemos que las mujeres actúan de manera impredecible o incomprensible, pero no deja de asombrarnos cuando lo hacen. Nada quiere decir nada cuando una mujer te dice no. Es como si no hubieras nacido, como si el cero se volviera un cero más grande, el 1 pisoteado. Pero ¿se puede caminar sobre las aguas sólo con fe? No envejece el corazón ni el dolor que te dobla, es la piel la que se aja. Quizá la flordelisé en demasía. Nadie puede argumentar con nadie si no se sabe de antemano qué significa un argumento. Yo hubiera hecho con ella una cita en el fin del mundo; ahora, en la ausencia, se queda en nosotros ese fin de mundo. Que sea para bien o para mal, me da lo mismo. Como perro enternecido la seguí por meses en América y Europa. Arrojo por la ventana América y Europa. Las cartas que le enviaba eran pájaros que llorando regresaban solos. Sin embargo en la calle o en la plaza a veces creo oír su voz detrás de mí o junto a mí, pero nos oiremos mejor en el infierno, eso sí, cada quien por su lado. Tal vez entonces, alguna vez, en ese nunca… Algo, mientras viva, quedará claro: no encontrará jamás a nadie que le escriba como yo lo hice.  

Ella no me entendía, ni yo la entendí nunca, pero luchábamos por no desesperar sabiendo inexcusable no distinguir los ojos de las mujeres próximas a María en el ascenso  del Calvario. En vez de repartirnos los clavos en la deposición de Jesús el Cristo, los tres me los dio a mí. Quise hacer con ella un rostro de muchacha gótica (así era su rostro) y me dejó tirado en el suelo en un charco de escupitajos de donde habré de salir. La tristeza y la rabia (diría un hombre de empresa) se miden por resultados, pero lo mío fue un libreto para comediantes o cómicos de un personaje disminuido que no sabe cómo actuar con el personaje de una niña tonta. Que se busque Francesca otro Paolo porque al imbécil se le rompió la boca y se le disminuyó el corazón. Me alejo desde hoy al Renacimiento.

 Pero, ¿acaso no hay un puente en el Escalda para llegar a la otra orilla? ¿No habrá en todo Amberes una sola gaviota que con un grito áspero nos diga lo que perdimos?

 Que venga el señor tipógrafo a rehacer las palabras porque yo jamás supe ponerlas.

 

 

(*) Marco Antonio Campos nació en la Ciudad de México, el 23 de febrero de 1949. Cronista, ensayista, narrador, poeta y traductor. 

Literariedad

Asumimos la literatura y el arte como caminos, lugares de encuentro y desencuentro. #ApuntesDeCaminante. ISSN: 2462-893X.

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