El idioma de los parques – Marisa Russo

Imagen de un parque lleno de vida

El idioma de los parques de Marisa Russo es un libro de poesía compuesto por cuatro instrumentos, que interpretan —de forma armónica— una voz reservada e inquietante.

La primera parte, titulada La traducción de los fantasmas, muestra una mujer que escribe desde la zozobra y el desencanto del amor. Por momentos, es una voz que duda y padece, pero en otros, que emerge del fondo del Hudson River, se revela y pone el mundo en orden.

En la segunda parte, Tríptico del rumor, se describe el paso del tiempo; comienza con la infancia en el Parque Avellaneda de Buenos Aires, viaja a su juventud en Turrialba, Costa Rica, y finaliza en la madurez en Nueva York.

En Jazz de las estatuas, Marisa Russo vislumbra un homenaje a las presencias masculinas que la cautivan. Con la ayuda del exigente poema en prosa, —ese párrafo que canta y cuenta a la vez—, da gracias a la belleza y los discursos que la mantienen viva.

Finalmente, con Álbum de la sensualidad este libro festeja, con humor negro y nostalgia, a figuras eróticas del cine y la televisión que revolucionaron una época.

En medio del ruido neoyorquino, el lector que ingresa en El idioma de los parques encuentra una música sincera y deliciosa.

 

Fredy Yezzed

Nueva York, febrero de 2018

 

 

Paisaje con trampa

 

Yo soy la brisa.
Conjuro acacias, ardillas, bancos, lechuzas, niños.
Le susurré a un lago: «eres parte de mi creación».

Los hombres me han negado tres veces:
soy el patio personal entre sus sienes
Me nombran cuando se lanzan
desde sus pupilas en paracaídas.

Adentro y afuera,
soy tu escalera
y soy tu red.

 

 

Riverside park

 

Hice la pregunta y dijo no saber lo que sentía. El universo se abrió, me contuvo, comenzó a llover. Las aguas de Riverside me cantaron. No pude acompañarlas. Las manos del Hudson me tomaron de la solapa y me llevaron al fondo.

 

 

Memorial park

 

Frente a mi apartamento
hay un árbol de memoria y un árbol de olvido,
cuando cruzo la calle no sé distinguirlos.

Los fantasmas caminan en fila
condenados por la amnesia,
buscan que mi ojo los recupere.

El más astuto desea que lo salve.
Yo lo abofeteo.

Acaricio la piedra que guarda
los secretos.

Lo condeno todas las tardes.

 

 

La costurera

 

a Estela Maidana, in memoriam

Tu dolor inunda el cuarto y se refleja en la ventana que da al cementerio Evergreen. Tu piel transparente —como el velo de novia que llevabas el día de tu boda— se ha teñido del líquido de tus llagas. Mi madre mientras las cura contiene una represa en el pecho. Al mismo tiempo, se zambulle la angustia en las profundidades del estómago. El orificio de tu hombro es una costura y la amargura se petrifica en el paladar.
Miraste el espacio vacío, sabías que el abuelo estaba parado junto a la puerta con un ramo de flores.

Le preguntás a mi madre: «¿Qué tengo en la espalda que tanto me pesa?»
Ella te contesta: «Tenés una caja con alas».
Sonreíste y te encogiste como un ave en el vientre.

No había una mujer más feliz que vos, el día de su muerte.

 

 

Veijo rönkkönen garden

 

El señor Jasper, de uniforme amarillo, por poco colisiona con una taza de café. Lo reconozco en los caminos empedrados porque siempre tiene una nube sobre él a punto de llover. Nadie se acerca a darle un paraguas. Sus manos ásperas hace muchos años aprendieron los contornos de cada una de las estatuas del jardín. Sus rostros de concreto guardan el enigma del miedo entre las hojas secas, la brisa y el olor del musgo. En el fondo del parque se escucha el trabajo de las hormigas y el grito de los niños que persiguen a los zorros. Cuando el señor Jasper duerme la siesta, las estatuas abren los párpados se convierten en verbo.

Las estatuas, lo intuye el señor Jasper, son el amor.

 

 

Nahui ollin

 

El bosque de Chapultepec sabe que Nahui quiere ser, por una noche, otra vez Carmen. Esta mexicana ha abordado un barco hacia Lisboa y no ha vuelto. Nahui anhela entrar a una cantina, conocer a un hombre, beber un tequila, acompañarlo a su hotel, desnudarse.
Nahui, sin embargo, carga gatos, abrazos nocturnos, ojos de extrañas miradas. No le alcanzan los óleos para sostener una copa, para desabrocharse el corpiño.


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Marisa Russo

Buenos Aires, Argentina. Poeta, gestora cultural y profesora universitaria radicada en E.E.U.U desde 1986. Estudió el Master y la Licenciatura de Literatura Hispanoamericana y Peninsular en Hunter College de la City University of New York. Es candidata doctoral de la Universidad de La Salle en Educación con énfasis en mediación pedagógica, Costa Rica.  Fundó el movimiento cultural Turrialba Literaria en Costa Rica en 2015. Coordinó el I Summit de Voces de América Latina en Costa Rica, 2017, y el Festival Internacional Grito de Mujer, Costa Rica, 2018.  Actualmente es Profesora Adjunta del Departamento de Lenguas Romance, Hunter College (CUNY) y asesora del grupo Rizoma Literario NYC de la La Academia Literaria, Hunter College. El libro El idioma de los parques es su primera publicación de poesía.

Literariedad

Asumimos la literatura y el arte como caminos, lugares de encuentro y desencuentro. #ApuntesDeCaminante. ISSN: 2462-893X.

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