Imagen: Luis Villasmil
En Disidencias, nuestra edición junio, les presentamos fragmentos insignes de manifiestos políticos y artísticos no tan insignes, para personas con mucha rabia y poco tiempo:

Desde el Desierto de la Soledad, en el sureste mexicano, el Comité Clandestino Revolucionario Indígena, Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional habló, a través de una serie de Declaraciones, en contra el neoliberalismo y por la humanidad. El valor de estos pronunciamientos no reside solamente en la poderosa prueba que dejó de La Realidad para la historia del pueblo mexicano y el mundo, sino en que tal vez en ningún otro manifiesto político la insurgencia tuvo un rostro tan bello. Recogemos, a continuación, algunos fragmentos del que es, tal vez, uno de sus momentos más épicos y en el que con mayor claridad se escuchó su voz: la Cuarta Declaración de la Selva Lacandona.
Nosotros nacimos de la noche. En ella vivimos. Moriremos en ella. Pero la luz será mañana para los más, para todos aquellos que hoy lloran la noche, para quienes se niega el día, para quienes es regalo la muerte, para quienes está prohibida la vida. Para todos, la luz. Para todos, todo. Para nosotros el dolor y la angustia, para nosotros la alegre rebeldía, para nosotros el futuro negado, para nosotros la dignidad insurrecta. Para nosotros, nada.
Nuestra lucha es por hacernos escuchar, y el mal gobierno grita soberbia y tapa con cañones sus oídos.
Nuestra lucha es por el hambre, y el mal gobierno regala plomo y papel a los estómagos de nuestros hijos.
Nuestra lucha es por un techo digno, y el mal gobierno destruye nuestra casa y nuestra historia.
Nuestra lucha es por el saber, y el mal gobierno reparte ignorancia y desprecio.
Nuestra lucha es por la tierra, y el mal gobierno ofrece cementerios.
Nuestra lucha es por un trabajo justo y digno, y el mal gobierno compra y vende cuerpos y vergüenzas.
Nuestra lucha es por la vida, y el mal gobierno oferta muerte como futuro.
Nuestra lucha es por el respeto a nuestro derecho a gobernar y gobernarnos, y el mal gobierno impone a los más la ley de los menos.
Nuestra lucha es por la libertad para el pensamiento y el caminar, y el mal gobierno pone cárceles y tumbas.
Nuestra lucha es por la justicia, y el mal gobierno se llena de criminales y asesinos.
Nuestra lucha es por la historia, y el mal gobierno propone olvido.
Nuestra lucha es por la Patria, y el mal gobierno sueña con la bandera y la lengua extranjeras.
Nuestra lucha es por la paz, y el mal gobierno anuncia guerra y destrucción.
Techo, tierra, trabajo, pan, salud, educación, independencia, democracia, libertad, justicia y paz. Estas fueron nuestras banderas en la madrugada de 1994. Estas fueron nuestras demandas en la larga noche de los 500 años. (…)
(…) En muchas montañas y muchas historias ha caminado la rebeldía contra la injusticia. Pero la rebeldía que hoy tiene rostro moreno y lengua verdadera, no nació ahora. Antes habló con otras lenguas y en otras tierras. En muchas montañas y muchas historias ha caminado la rebeldía contra la injusticia. Ha hablado ya en lengua náhuatl, paipai, kiliwa, cúcapa, cochimi, kumiai, yuma, seri, chontal, chinanteco, pame, chichimeca, otomí, mazahua, matlazinca, ocuilteco, zapoteco, solteco, chatino, papabuco, mixteco, cuicateco, triqui, amuzgo, mazateco, chocho, izcateco, huave, tlapaneco, totonaca, tepehua, popoluca, mixe, zoque, huasteco, lacandón, maya, chol, tzeltal, tzotzil, tojolabal, mame, teco, ixil, aguacateco, motocintleco, chicomucelteco, kanjobal, jacalteco, quiché, cakchiquel, ketchi, pima, tepehuán, tarahumara, mayo, yaqui, cahíta, ópata, cora, huichol, purépecha y kikapú. Habló y habla la castilla. La rebeldía no es cosa de lengua, es cosa de dignidad y de ser humanos.
Con este manifiesto, publicado en enero de 1996, el Frente Zapatista de Liberación Nacional ratificó, una vez más, la dignidad rebelde y la lucha contra el olvido, afirmándose como…
Una fuerza política que se llama Frente porque trata de incorporar esfuerzos organizativos no partidistas, tiene muchos niveles de participación y muchas formas de lucha.
Una fuerza política que se llama Zapatista porque nace con la esperanza y el corazón indígena que, junto al EZLN, volvieron a bajar de las montañas mexicanas.
Una fuerza política que se llama De Liberación Nacional porque su lucha es por la libertad de todos los mexicanos y en todo el país.
Una fuerza política que está dispuesta a obtener la unidad en la diversidad:
En el mundo del poderoso no caben más que los grandes y sus servidores. En el mundo que queremos nosotros caben todos.
El mundo que queremos es uno donde quepan muchos mundos. La Patria que construimos es una donde quepan todos los pueblos y sus lenguas, que todos los pasos la caminen, que todos la rían, que la amanezcan todos.
En alianza con la palabra y en contra de la muerte…
La flor de la palabra no muere, aunque en silencio caminen nuestros pasos. En silencio se siembra la palabra. Para que florezca a gritos se calla. La palabra se hace soldado para no morirse en el olvido. Para vivir se muere la palabra, sembrada para siempre en el vientre del mundo.
Un año antes de esta honda Declaración, uno de los cineastas menos hondos y más egocéntricos del cine contemporáneo, el non grato Lars von Trier, en asociación con el adelantado Thomas Vinterberg, intentó por primera vez cambiar las reglas del cine por las suyas propias, en contra de la excentricidad y falta de autenticidad del cine individualista, al que se dedicaría más tarde. Esta dupla, fundada en Copenhague en la primavera de 1995, fundó DOGMA 95, un manifiesto más legendario que ellos mismos, cuyo propósito muestra una preocupación semejante a la de los zapatistas por La Realidad en detrimento de la ilusión y por la austeridad en contra de la opulencia del materialismo tecnológico, mediante una incómoda rebeldía que nos hace amar y odiar, al mismo tiempo (en este caso, a Lars). A continuación algunos fragmentos de este antifantástico y pronto olvidado manifiesto:
(…) Previsiblemente el drama se ha convertido en el becerro de oro alrededor del cual todos bailamos. Hacer que la vida interior de los personajes justifique el argumento es demasiado complicado, y no es arte auténtico. Ya que, anteriormente, nunca las películas artificiales y las acciones superficiales recibieron toda la atención. El resultado es estéril. Una ternura ilusoria, un amor de ilusión.
¡Para DOGME 95 una película no es una ilusión!
(…) DOGME 95 se levanta contra el cine de ilusión, presenta una serie de reglas indiscutibles conocidas como el voto de castidad.
Voto de castidad
Juro que me someteré a las reglas siguientes, establecidas y confirmadas por:
- El rodaje debe realizarse en exteriores. Accesorios y decorados no pueden ser introducidos (si un accesorio en concreto es necesario para la historia, será preciso elegir uno de los exteriores en los que se encuentre este accesorio).
- El sonido no debe ser producido separado de las imágenes y viceversa. (No se puede utilizar música, salvo si está presente en la escena en la que se rueda).
- La cámara debe sostenerse en la mano. Cualquier movimiento -o inmovilidad- conseguido con la mano están autorizados.
- La película tiene que ser en color. La iluminación especial no es aceptada. (Si hay poca luz, la escena debe ser cortada, o bien se puede montar sólo una luz sobre la cámara).
- Los trucajes y filtros están prohibidos.
- La película no debe contener ninguna acción superficial. (Muertos, armas, etc., en ningún caso).
- Los cambios temporales y geográficos están prohibidos. (Es decir, que la película sucede aquí y ahora).
- Las películas de género no son válidas.
- El formato de la película debe ser en 35 mm.
- El director no debe aparecer en los créditos.
¡Además, juro que como director me abstendré de todo gusto personal! Ya no soy un artista. Juro que me abstendré de crear una obra, porque considero que el instante es mucho más importante que la totalidad. Mi fin supremo será hacer que la verdad salga de mis personajes y del cuadro de la acción. Juro hacer esto por todos los medios posibles y al precio del buen gusto y de todo tipo de consideraciones estéticas.
Así pronuncio mi voto de castidad.
Aunque este voto no incluía la masturbación, Lars von Trier pasó a la historia como un melancólico danés masturbándose en la oscuridad ante las imágenes de la industria del cine, según él mismo, y como un incendiario poético que hace cine para a manera de autosatisfacción narcisista, según los criticones.

Veinte años antes un grupo feminista negro y lésbico se había estado reuniendo en Boston desde hacía un año bajo la denominación de Colectiva del río Combahee, pero fue solo hasta el año 1977 cuando este grupo declaró en un manifiesto la situación de discriminación racial, sexual y de clase que las oprimía de manera multifacética y entrelazada, que exigía una respuesta política de fortalecimiento identitario, además de la destrucción del racismo patriarcal capitalista. En los siguientes párrafos sintetizamos las que consideramos sus premisas esenciales:
La declaración más general de nuestra política en este momento sería que estamos comprometidas a luchar contra la opresión racial, sexual, heterosexual y clasista; y que nuestra tarea específica es el desarrollo de un análisis y una práctica integrados, basados en el hecho de que los sistemas mayores de la opresión se eslabonan. La síntesis de estas opresiones crean las condiciones de nuestras vidas. Como negras, vemos el feminismo negro como el lógico movimiento político para combatir las opresiones simultáneas y múltiples a las que se enfrentan todas las mujeres de color.
(…) Nuestra política brotó primeramente de la creencia compartida de que las Negras somos inherentemente valiosas, que nuestra liberación es necesaria, no como adjunto a la de alguien más, sino debido a nuestra necesidad de autonomía como personas humanas. Esto puede sonar obvio, pero es evidente que ningún otro movimiento ostensiblemente progresista ha considerado nuestra opresión específica como prioridad ni ha trabajado seriamente para acabar con esa opresión. Sólo nombrar los estereotipos peyorativos atribuidos a las Negras (por ejemplo: Mammy/niñera Negra, matriarca, Sapphire/puta, Bulldaggar/jota), sin categorizar el tratamiento cruel, frecuentemente sanguinario, indica el muy escaso valor que se ha dado a nuestras vidas durante cuatro siglos de esclavitud en el hemisferio occidental. Reconocemos que la única gente a la que le importamos lo suficiente como para trabajar por nuestra liberación es a nosotras mismas. Nuestra política nace de un amor saludable por nosotras mismas, nuestras hermanas y nuestra comunidad que nos permite continuar nuestra lucha y trabajo.
(…) Rechazamos pedestales, ser reinas y tener que caminar diez pasos atrás. Ser reconocidas como humanas, igualmente humanas, es suficiente.
Nosotras creemos que la política de la sexualidad bajo el sistema patriarcal se adueña de las vidas de las mujeres Negras, tanto como la política de clase y raza. También encontramos difícil separar la opresión racial de la clasista y de la sexual porque en nuestras vidas las tres son una experiencia simultánea.
Esta forma de activismo presenta una crítica a los feminismos blancos que no tienen en cuenta formas de opresión ligadas a la raza, y en donde muchas veces mujeres blancas replican esquemas racistas en su lucha contra el patriarcado:
Aunque somos feministas y lesbianas, sentimos solidaridad con los hombres Negros progresistas y no defendemos el proceso de fraccionamiento que exigen las mujeres blancas separatistas. Nuestra situación como gente Negra requiere que tengamos una solidaridad por el hecho de ser de la misma raza, solidaridad que las mujeres blancas por supuesto no necesitan tener con los hombres blancos, a menos que esta sea negativa, es decir, como opresores raciales. Luchamos juntas con los hombres Negros contra el racismo, mientras también luchamos en general contra el sexismo.
(…) Como ya hemos dicho, rechazamos la posición del separatismo lésbico porque no es una estrategia ni un análisis viable de la política para nosotras. Excluye a demasiada gente, en particular a los hombres, mujeres y niños Negros. Tenemos bastante crítica y rechazo hacia lo que la sociedad ha hecho de los hombres: su mentalidad, sus conductas opresivas. Pero tampoco sostenemos la noción descabellada de que esto sucede por estar el hombre programado para ser de esta manera, es decir, que la anatomía masculina lo condiciona inevitablemente. Como Negras encontramos que cualquier tipo de determinismo biológico es una base peligrosa y reaccionaria para construir una política.

Diez años antes de este movimiento social que todavía denuncia las diferentes violencias imbricadas, apareció en Medellín, Colombia, el Manifiesto Nadaísta al Homo Sapiens, escrito por el bueno para Nada y muerto de la risa Gonzalo Arango con la lúcida esquizofrenia y la solitaria belleza que encauzó su rebelión poética. La agresión que se denuncia, en este caso, corresponde a la de las imposiciones de la lógica y la tradición religiosa. Los siguientes párrafos son nuestra selección de los momentos estelares de ese feroz manifiesto en contra del Homo:
(… ) En vista de que la Historia es un mito sanguinario; en vista de que el Famoso Espíritu Moderno apesta a intestinos rotos; en vista de todos… los Nadaístas resolvemos decir ¡ B A S T A ! a estas sublimes porquerías; declarar cesante el mito de la Inteligencia, y llevar a su casa, a su conciencia, un átomo de locura, de duda, una Bomba de Desesperación Salvadora para que usted despierte, o en caso contrario, reviente.
Nuestro mensaje es de muerte, seremos tiernos como verdugos. De este cataclismo sólo resucitarán los vivos. Nuestro diluvio es de odio: no perdonaremos.
Somos ateos por estética, pero si hemos de sustituir a Dios por otro mito, adoraremos a Lucifer el Ángel de la rebelión, el profeta de la destrucción creadora. Con este demonio purgaremos el error de ser hombres, esta horrible cosa arbitraria que resultó de un juego de azar entre un Dios alfarero y el barro más hediondo de la Naturaleza, de cuyas manos salió la embarrada que se titula “Homo Sapiens”.
Verdaderamente nos subleva que usted, señor Homo Sapiens, viva como un muerto, como una babosa, como un Ángel, abrazado a las cien púas del erizo de la imbecilidad, creyéndose un genio por la gracia de Dios, aceptando por toda aventura vital despertar cada mañana para ir al trabajo, dormir para descansar, y comer para sostener en pie su pobre esqueleto.
(… ) Deje de sonreír idiotamente al Destino y tómese en serio antes de reventar. Deje de hacerse ilusiones con el embeleco de que usted es eterno. Lo que debe preguntarse antes que nada es para qué está vivo, y asumir el terror de lo que este milagroso acontecimiento significa para usted y para el astro que habita.
Hagamos una pausa antes de seguir leyendo fragmentos de este manifiesto antinatura:
(… ) Nosotros estamos avergonzados de pertenecer a la Humanidad. Nos repugna tener dos orejas, dos patas y los otros pares de cosas, y pensar que por este solo hecho uno está condenado a identificarse con la inmunda condición humana.
Anticrístico:
(… ) Sí, amigos, algo nos tiene que diferenciar de ustedes, y en honor a esa diferencia renunciamos gratuitamente a tener alma. Para sentirnos “humanos” nos bastará con tener ombligo, y considerar por toda tradición espiritual del petulante Homo Sapiens, la egregia cultura que nos viene de los micos del Putumayo.
Para iniciar esta revaluación del Espíritu, les comunicamos que mediante un Pacto en el Abismo, los nadaístas le hemos vendido el alma al Diablo, no a cambio de la Inmortalidad, sino de la Vida.
Antiséptico:
(… ) El hombre está corrompido desde la cabeza hasta el coxis. Hay que desmentalizar la carne, adanizar el Espíritu. Nuestra literatura será el purgante para que el hombre, en vez de caca, defeque sus razones.
Para que el hombre no sea aniquilado, para que el Espíritu no sea sentado en la Silla Eléctrica, para que un resto de dignidad animal no nos sea arrebatado por esta Civilización de acero, nosotros prometemos hacer un arte de ignominia que consista en aplastar al hombre sobre un Water Closet, hasta que se eleve como por encima de un pedestal en sus propios excrementos, y sienta que todo eso perfumado que llamaba “Los Valores”, no era más que un montón de mierda.
Antipático:
(… ) No se deje premiar con la felicidad.
Y antiheroico:
(… ) Pero los Homos podrán preguntarnos: —Señores Locos Nadaístas, y si todo esto les parece tan siniestro, ¿por qué no se matan?
A lo cual nosotros respondemos: —Señores Homos, no nos matamos porque somos los Héroes del Siglo; porque nos gusta hacer el amor; porque el hombre, a pesar de ser hombre, también nos interesa como Monstruo; y porque seguramente somos unos héroes muy cobardes.
El Homo, que en todo quiere tener razón —pues por algo es Sapiens— volverá al ataque:
—Señores Nadaístas, ¿y si ustedes no creen en nada por qué escriben?
Y nosotros diremos:
—Señor Homo, escribimos porque tenemos máquina de escribir, y para ponerle a los calvos los pelos de punta.
Pues el fin de nuestra literatura —que por lo demás se resiste a tener fines— es recordarle todas estas bellas y locas cosas, en el caso de que usted, señor Homo, sea un desmemoriado. Y si usted nos permite, se lo recordaremos de todos modos: a palos, a poemas, a bala, en fin, como más le duela.
El manifiesto nadaísta termina con la claridad de que la dulce Nada es estéticamente más destructiva que la guerra; pero, estéticamente también, más constructiva que la paz.
(… ) Nosotros hacemos nuestras las palabras de Zaratustra, y con ellas iremos al combate. Pero no aspiramos triunfar sobre ustedes, ni matarlos, pues ustedes ya están muertos. No aceptaremos ninguna victoria que no sea una victoria sobre nosotros mismos. Vuestra guerra o vuestra paz no nos conciernen, ni nos intimidan vuestros leprosos y asesinos sistemas, pues cuando caigan las bombas, nosotros ya estaremos muertos de risa.
Y como toda buena idea murió joven.
Otro legendario manifiesto que significaba nada para la época, pero que hoy, más de 100 años después, todavía nos regocijamos al leer, es el manifiesto dadaísta, padre de todas las negaciones, destrucciones, rechazos, aboliciones, disentimientos y disidencias. Escrito por el magnífico antipoeta Tristán Tzara, cuyos restos reposan en el cementerio de Montparnasse, París, como si reposaran en otra esfera… lo celebramos recordándolo:
Toda forma de asco susceptible de convertirse en negación de la familia es Dadá; la protesta a puñetazos de todo el ser entregado a una acción destructiva es Dadá; el conocimiento de todos los medios hasta hoy rechazados por el pudor sexual, por el compromiso demasiado cómodo y por la cortesía es Dadá; la abolición de la lógica, la danza de los impotentes de la creación es Dadá; la abolición de toda jerarquía y de toda ecuación social de valores establecida entre los siervos que se hallan entre nosotros los siervos es Dadá; todo objeto, todos los objetos, los sentimientos y las oscuridades, las apariciones y el choque preciso de las líneas paralelas son medios de lucha Dadá; abolición de la memoria: Dadá; abolición del futuro: Dadá; confianza indiscutible en todo dios producto inmediato de la espontaneidad: Dadá; salto elegante y sin prejuicios de una armonía a otra esfera; trayectoria de una palabra lanzada como un disco, grito sonoro; respeto de todas las individualidades en la momentánea locura de cada uno de sus sentimientos, serios o temerosos, tímidos o ardientes, vigorosos, decididos, entusiastas; despojar la propia iglesia de todo accesorio inútil y pesado; escupir como una cascada luminosa el pensamiento descortés o amoroso, o bien, complaciéndose en ello, mimarlo con la misma identidad, lo que es lo mismo, en un matorral puro de insectos para una noble sangre, dorado por los cuerpos de los arcángeles y por su alma. Libertad: DADÁ, DADÁ, DADÁ; aullido de colores encrespados, encuentro de todos los contrarios y de todas las contradicciones, de todo motivo grotesco, de toda incoherencia: LA VIDA.
El manifiesto dadaísta está fuera del logos porque se levanta contra el significado:
Dadá no significa nada.
Está más allá de la belleza:
Todo sistema converge hacia una aburrida perfección, estancada idea de una ciénaga dorada, relativo producto humano. La obra de arte no debe ser la belleza en sí misma porque la belleza ha muerto; ni alegre; ni alegre ni triste, ni clara ni oscura, no debe divertir ni maltratar a las personas individuales sirviéndoles pastiches de santas aureolas o los sudores de una carrera en arco a través de las atmósferas. Una obra de arte nunca es bella por decreto, objetivamente y para todos.
Se erige contra los dictámenes:
Así nació DADÁ, de una necesidad de independencia, de desconfianza hacía la comunidad. Los que están con nosotros conservan su libertad. No reconocemos ninguna teoría. Basta de academias cubistas y futuristas, laboratorios de ideas formales.
(…) El artista nuevo protesta: ya no pinta.
Y contra lo literario:
He ahí un mundo mutilado y los medicuchos literarios preocupados por mejorarlo. Yo os digo: no hay un comienzo y nosotros no temblamos, no somos unos sentimentales. Nosotros desgarramos como un furioso viento la ropa de las nubes y de las plegarias y preparamos el gran espectáculo del desastre, el incendio, la descomposición. Preparamos la supresión del dolor y sustituimos las lágrimas por sirenas tendidas de un continente a otro. Banderas de intensa alegría viudas de la tristeza del veneno. DADÁ es la enseñanza de la abstracción; la publicidad y los negocios también son elementos poéticos.
Contra las estructuras objetivas y subjetivas:
Yo destruyo los cajones del cerebro y los de la organización social: desmoralizar por doquier…
(…) Yo estoy contra los sistemas: el único sistema todavía aceptable es el de no tener sistemas.
Entre ellas la Verdad:
El psicoanálisis es una enfermedad dañina, que adormece las tendencias antirreales del hombre y hace de la burguesía un sistema. No hay una Verdad definitiva. La dialéctica a una máquina divertida que nos ha llevado de un modo bastante trivial a las opiniones que hubiéramos tenido de otro modo. ¿Hay alguien que crea, mediante el refinamiento minucioso de la lógica, haber demostrado la verdad de sus opiniones? La lógica constreñida por los sentidos es una enfermedad orgánica. A este elemento los filósofos se complacen en añadir el poder de observación. Pero justamente esta magnífica cualidad del espíritu es la prueba de su impotencia. Se observa, se mira desde uno o varios puntos de vista y se elige un determinado punto entre millones de ellos que igualmente existen.
E inclusive, y para que no quede nada, contra los manifiestos:
Yo escribo un manifiesto y no quiero nada y, sin embargo, digo algunas cosas y por principio estoy contra los manifiestos, como, por lo demás, también estoy contra los principios, decilitros para medir el valor moral de cada frase.