La cultura no se liquida

Foto: Geraldine Arredondo.

Editorial

Nos resistimos a imaginar la desaparición del Instituto de Cultura de Pereira.

El alcalde de Pereira, Juan Pablo Gallo, quiere liquidar el Instituto de Cultura de la ciudad para convertirlo en secretaría. Lo que significa que quiere convertir una entidad que ha venido implementando por años mecanismos para hacer más transparentes los procesos, el acceso a los recursos, en un antro donde reparta con sus amigos burócratas lo que ahorre del bajo presupuesto de la cultura. Quiere, en fin, arrebatar la cultura de la mano de la gente, su principal receptora, y de los creadores y gestores que se dedican a difundirla, a consagrarla, a hacerla crecer, como no se veía en años en las riberas del Otún, para repatirla entre burócratas, como si se tratara de un botín, para aumentar la capacidad de endeudamiento de la ciudad, para empeñarla a impagables intereses.

Todo es en sí vergonzoso, si recordamos que en su campaña él prometió no liquidar el Instituto, asegurando que desprestigiarlo a una secretaría sería nefasto, como se aprecia en el siguiente vídeo.

Sin embargo, más allá de la vergüenza, de la sorpresa de quienes trabajamos y vivimos la palabra, es el hecho de que la alcaldía cuenta con un presunto estudio que dice justificar su baja pretensión, que está constituido en su mayor parte por un plagio, por una vulgar citación desde Wikipedia, una plataforma que todos conocemos por ser una útil fuente de información, pero jamás como soporte de un artículo que se llame serio; algo que es repudiable en un estudiante universitario, y más en alguien que tiene en sus manos un bien de la comunidad, pero que evidencia no haber tenido un profesor de redacción, ni mucho menos la autonomía que da el rigor de la investigación. Ni, claro está, la formación ni la ansiedad para trabajar por la ciudad, sino por sus propios intereses similares a los de un comerciante de ganado en un día de feria.

Desde esta revista también pereirana, no nos imaginamos el Instituto de Cultura en manos de una sola persona similar al mismo alcalde, o a sus concejales que debaten con la pasión de un ladrillo, quienes, con muy pocas excepciones, han demostrado no ser personas de palabra. Hemos trabajado con el lenguaje, con la literatura, y con la gente, por cuatro años seguidos, domingo a domingo, sin recurrir al municipio, como es nuestro deseo; sin embargo, admiramos demasiado los proyectos culturales de Pereira, como la centenaria Banda Sinfónica, por ejemplo, o la Emisora Cultural Remigio Antoñio Cañarte -¡cuya señal llegaba a las montañas de nuestra infancia con música y poesía!-, que como muchos más se verían afectados de una manera profunda, con secuelas inimaginables, si llegaran a ser dirigidos todos por una sola persona perita en la demolición.

Nos resistimos a imaginar la desaparición del Instituto de Cultura de Pereira. Queremos creer que muchas manos se pueden unir aún para impedirlo, o que el alcalde puede demostrar que en realidad es una persona en quien se puede creer y reverse esta equivocada decisión que ya nos hace sentir vergüenza de él fuera de nuestra querida comarca.

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Si quiere conocer a profundidad esta problemática, aquí puede consultar mayor información: Foro de Cultura.

Literariedad

Asumimos la literatura y el arte como caminos, lugares de encuentro y desencuentro. #ApuntesDeCaminante. ISSN: 2462-893X.

Un comentario sobre “La cultura no se liquida

  1. Señores de Literariedad. Si el alcalde de Pereira prometió en campaña algo que desdice con sus hechos una vez electo, inicien proceso de revocatoria. Si les parece radical y demorado, y existe quizá resolución administrativa al respecto, lleven adelante el denominado control de nulidad ante la jurisdicción contenciosa. La vía judicial es camino dispendioso, pero necesario para frenar estos procesos inquisitivos contra el arte y la cultura. Saludos.

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