Siempre he interpretado a ‘mujeres de mala vida’, las que, sin embargo, como afirmaba von Sternberg, eran mucho más interesantes que las ‘chicas decentes’. Marlene Dietrich.
Por: Juan Guillermo Ramírez
Como una manera de transgredir la profanación de su tumba. Como una manera de acercarnos a la memoria de un mito que no deja de pertenecer a los recuerdos. Como una manera de homenajear a una estrella que aún titila en el espacio, su recuerdo inunda estampada en fragmentos de cinta fílmica y testimonian retratos de momentos íntimos que se escudan en su mirada que nunca se apaga. Como en El ángel azul (1930) de Josef von Sternberg.
En una hermosa autobiografía “Marlene D.” por Marlene Dietrich, ella se refiere así a los momentos de El ángel azul: Tras la llamada telefónica de von Sternberg, mi marido se reunió con los de la UFA – principal estudio de cine alemán durante la República de Weimar y el Tercer Reich- y firmó el contrato, según el cual me comprometía, por la ridícula suma de cinco mil dólares a interpretar las dos versiones, en alemán y en inglés, de El ángel azul. Mi marido me aconsejó que con ese dinero hiciera una locura: le hice caso y me compré mi primer abrigo de visón. Los demás actores del reparto de la película no se distinguían por su amabilidad, pero tampoco tenían nada que ver con Emil Jannings, que odiaba a todo el mundo, incluído a él. A veces esperábamos hasta dos horas en el camerino a que Jannings estuviera dispuesto a trabajar, y durante ese tiempo von Sternberg desplegaba en el plató toda su imaginación para persuadir a aquel actor sicópata… llegando incluso a azotarle con un látigo cuando el otro se lo pedía. Una vez relajado el ambiente, nos llamaban al plató. Jannings, que me odiaba con todas sus fuerzas, se atrevió a decirme que no llegaría nunca a ninguna parte si me obstinaba en seguir los consejos de von Sternberg, y que jamás me convertiría en una gran actriz. Entonces, con el mejor alemán de una chica bien educada, repliqué: “Ya lo verá usted”, lo que significaba: “Continuaré obedeciendo y trabajando a las órdenes de von Sternberg, si así me lo ordenaran”. Una vez decidió mi suerte mi participación en el rodaje, me puse a trabajar bajo la dirección de Sternberg y empezó con la leyenda de nuestro trabajo en común. Uno no sabe nunca si está trabajando en una película que se convertirá en un ‘clásico’, porque esto, es la posteridad quien lo decide. No se puede saber a priori la importancia que tal o cual película llegaran a tener. En todo caso, entonces era así. Hoy día, las estrellas invierten su dinero en una película especulando durante el rodaje sobre los beneficios que engrosarán un poco más sus bolsillos.
En El ángel azul, presentada como la primera película sonora de la posguerra, fue realizada con todas las imperfecciones de la época; su éxito consiste únicamente en que von Sternberg se encargó de la dirección…Un día me dijo el director: “Me he dado cuenta de que de frente recuerda usted un cuadro de Félicien Rops y de espaldas uno de Toulouse Lautrec”. Aquellas palabras se convirtieron en una directriz para mí. Siempre me ha gustado que me dirijan. No hay nada más agradable que saber lo que se espera de una en la vida, en el trabajo, en el amor. Los vestidos que llevo en El ángel azul se han convertido en símbolo de mi personaje y de la década en que transcurre la película. Cuando se estrenó, el escenario era ‘retro’, porque aunque se rodara en 1930, la acción se desarrolla a principios de los años 20, si no antes. La posibilidad de confeccionar los vestidos nos ayudó a recrear el ambiente. Cuanto más se remonta uno al pasado, más fácil es hacerlo. Yo creía que El ángel azul sería un fracaso. Encontraba que la película era común y vulgar, dos nociones muy diferentes, pero que allí se complementaban perfectamente.
Cuando el ángel azul encontró el amor
Jean Gabin se pegó a mí como un huérfano a una madre adoptiva y a mí me encantó hacer de madre día y noche.
Hollywood en el año de 1941 era el lugar del asilo. Huyendo del régimen de Vichy, un puñado de artistas franceses se reunía en la Meca del cine (Hollywood). Allí estaban Julien Boyer, Jean Renoir, Marcel Dalio, Jean-Pierre Aumont, René Claire, Charles Boyer…y el último en llegar, emblema, el símbolo del cine popular de la preguerra, el héroe de La belle equipe (Julien Duvivier, 1936), de La gran ilusión (Jean Renoir, 1937) y de Guele d’amour (Jean Gremillon, 1938): Jean Gabin.
Un Gabin azotado por los acontecimientos políticos, un hombre sin raíces que llega a una nación de la cual no habla su idioma y, para fortuna de él, una mujer, mitad ángel azul y la otra mitad emperatriz roja le va a abrir sus hermosos y largos brazos. Ella se llama Marlene Dietrich. Ella ha huido de la Alemania nazi, salpicada su reputación por un escándalo y una bella cara, que con la de Greta Garbo, eran las más bellas de la historia del séptimo arte.
Entre esa voz ronca y sensual de la que Ernst Hemingway decía que era de llegar directamente al corazón, y el gamín de Paris, va a nacer el acuerdo amoroso perfecto. Jean moldeaba el amor como un obrero moldea el metal, afirmaría ella muchos años después. La historia asegura que El ángel azul fue presentada al ‘guele d’amour’ por León Bailby, director de un periódico llamado “El intransigente”, en 1933. Ya desde esa fecha, Gabin la había secretamente inscrito en su corazón. Pero es en 1941, en un cabaret neoyorquino, ‘La vie parissienne’, en donde sus miradas se encuentran por primera vez}. Y va a ser su madre adoptiva. Marlene está casada con Rudi Sieber, un joven productor del cual tiene una hija, María. Pero ella cuenta también con numerosos amantes, entre ellos figuran el escritor germano Eric María Remarque y el vaquero John Wayne.
Por esta misma época, Jean Gabin sale de una historia de amor con Michele Morgan, su compañera de elenco en Quai des brumes (1938) de Marcel Carne. El acababa de firmar un contrato con Darryl Zanuck, el dueño de la 20th Century Fox y comienza a filmar Moontide bajo la dirección de Archie Mayo. Para abrigar su pasión, Marlene le compra a Garbo, su rival cinematográfica, una suntuosa mansión con piscina, en un barrio de Brewntwood. Allí, recrea una colonia francesa en Hollywood, y todos los exiliados de París, amigos de Gabin, encontrarán allí su refugio. Para ellos y para su hombre, la mujer fatal se metamorfoseará en una perfecta anfitriona.
En 1942, Dietrich se enrola en la Armada americana para aliviar el espíritu de los soldados de la G.I. en el frente. Afectada por la organización de espectáculos en la guerra, la Lola de El ángel azul, se convierte en Lili Marlene, la alegoría de esta tonada, de esta canción, envuelve a la Wehrmacht y a todos los soldados del mundo. Mientras tanto, Gabin se enrola en las fuerzas francesas libres, y viaja con destino a Argelia, la ciudad en donde se filmó Pepé le Moko (1936) de Julien Duvivier. Los amantes soportan la fiebre del amor con la comunicación epistolar.
En 1946, la cámara de Georges Lacombe los reúne en la pantalla por primera vez. Pero la película Martin Roumagnac es un fracaso rotundo. Gabin me enseñó a hablar, porque no debía hablar un francés forzado. Sentado a la cámara, me iba corrigiendo con infinita paciencia. El director de la película, sólo se entendía conmigo mediante onomatopeyas, y Gabin recibió el encargo de dirigirme, asumiendo enormes responsabilidades. Ser una mujer muy buscada en la comunidad de actrices que ‘vivían en medio de amor y agua fresca’, envidiada por las demás mujeres porque había conseguido el primer premio –Gabin-, hubiera podido ser muy fácil. Pero no fue así. Nadie creía en mi sinceridad, sin duda por mi culpa o por culpa de mi imagen…Lo perdí mucho más tarde como se pierden todos los ideales. De vuelta a Francia, me convertí para él en la consejera-sirviente a la que se abraza por última vez, con mucho amor. Mi amor por él siguió siendo intenso, indefectible. Nunca me pidió que se lo demostrase. Gabin era así. Así lo recuerda Marlene en su hermoso libro “Marlene D”.
FILMOGRAFÍA
In Fortune’s Shadow (1919)
Love Tragedy (1923)
The little Napoleon (1923)
Man by the Roadside (1923)
The Monk from Santarem (1924)
Leap Into Life (1924)
Dance Fever (1925)
The Imaginary Baron (1926)
Manon Lescaut (1926)
Madame Doesn’t Want Children (1926)
A Modern DuBarry (1927)
Heads Up, Charley! (1927)
His Greatest Bluff (1927)
Cafe Electric (1927)
Princess Olala (1928)
The Happy Mother (1928) (papel corto)
Dangers of the Engagement Period (1929)
I Kiss Your Hand Madame (1929)
The Woman One Longs For (1929)
The Ship of Lost Men (1929)
El ángel azul (1930)
Marruecos (1930)
Fatalidad (1931)
El Expreso de Shangai (1932)
La Venus rubia (1932)
El cantar de los cantares (1933)
Capricho imperial (1934)
The Fashion Side of Hollywood (1935) (papel corto)
El Diablo era mujer (1935)
I Loved a Soldier (1936) (inconclusa)
Deseo (1936)
El jardín de Alá (1936)
La condesa Alexandra (1937)
Ángel (1937)
Arizona (1939)
Siete pecadores (1940)
La llama de Nueva Orleans (1941)
Manpower (1941)
Capricho de mujer (1942)
Los usurpadores (1942)
Forja de corazones (1942)
Show Business at War (1943) (papel corto)
Sueños de gloria (1944)
El príncipe mendigo (1944)
Martin Roumagnac (1946)
En las rayas de la mano (1947)
Berlín Occidente (1948)
Jigsaw (1949) (Cameo)
Pánico en la escena (1950)
No Highway in the Sky (1951)
Encubridora (1952)
La vuelta al mundo en ochenta días (1956)
The monte Carlo Story (1957)
Testigo de cargo (1957)
That Does Not Come Back (1958)
It Only Happened Once (1958)
Sed de mal (1958)
The Nuremberg Trials (1961)
Black Fox: The True Story of Adolf Hitler (1962) (documental) (narradora)
Paris, When It Sizzles (1964) (Cameo)
Triunfo sobre la violencia (1965) (documental) (narradora)
Just A Gigolo o Gigoló (1979)
Marlene (1984) (documental) (Dietrich logró que el director Maximilian Schell sólo grabase su voz).