Abril de 2020

Éxtasis de la beata Ludovica Albertoni (Bernini). Diseño: Katherin Patiño.

 

Pasión

El creyente es, por naturaleza, ciego y, al igual que el místico, busca tener una visión: la revelación instantánea de lo oculto. Búsqueda semejante es la de los amantes que desean descubrir, desnudar, mediante la exacerbación de los sentidos, una fuerza oculta. Se dice que cuando avanzas mucho por el Este, sales por el Oeste. Sucede, de manera similar, en sentido vertical. En lo más solitario de su retiro, el místico atraviesa las olas de la excitación: un fuego serpentino parece ascender desde su cuerpo para tocar la divinidad y traer el Cielo a la Tierra. Ese matrimonio inédito de lo profano con lo sagrado tiene como antiguo símbolo la vara de Esculapio, capaz de sanar todas las enfermedades. De igual manera, el orgasmo, actividad alquímica por naturaleza, parece seguir el mismo principio, de allí la sensación de bienestar susceptible de alcanzar aquello que los creyentes denominan amor divino o amor ciego.

Por eso el dios Eros, o Cupido en la mitología romana, le hace prometer a Psique, su amante mortal, no indagar sobre su identidad. Le propone que se disfruten a oscuras. Ella se enamora de un ser desconocido hasta que le puede la curiosidad y prende, en la noche, un candil para verlo, con cuyo aceite le quema la cara. Eros se va decepcionado. Psique, desesperada, pide ayuda a Afrodita y baja al inframundo para recuperar a su amante. Al final, él la perdona cuando se da cuenta de que la extraña, porque extrañar es síntoma de estar enamorado. Los dioses aceptan su relación y ellos se casan, matrimonio que le cuesta a la hermosa hija del rey de Anatolia su mortalidad. El hijo de esta insólita unión se llama Placer, o Voluptos en la mitología romana.

Parejas de ese tipo existen muchas en la literatura y la realidad: Bonnie y Clyde, Adan y Eva, Romeo y Julieta, Tonacatecuhtli y Tonacacíhuatl, Batman y Robin, Sancho Panza y don Quijote, Gustavo Petro y Hollman Morris. Todos ellos, en implacable complicidad, han engendrado lo mejor y lo peor de este mundo y todos los mundos que se encuentran en este: la pasión. Por eso el placer de leer, ese goce estético, es uno de los pecados más sublimes y necios de la contemporaneidad, la más culta rebeldía en tiempos en que parece no haber tiempo y una sagrada masturbación al estilo de las más fálicas catedrales. El placer es el motivo de esta pervertida edición con la que queremos santificar esta insólita Semana Santa en tiempos de pandemia. Si este despropósito con el que celebramos la extraña unión entre divino sexo y sucia religión no es un Misterio, que lo juzgue el aberrado lector.

 

Clic acá para leer nuestra edición de abril de 2020: «Pasión»

 

Curaduría gráfica: Daniela Gaviria, Katherin Patiño y Sara Gaviria Piedrahíta.

Les invitamos a leer esta edición y a compartirla (nos encuentran en todas las redes sociales como @Literariedad).

Literariedad

Asumimos la literatura y el arte como caminos, lugares de encuentro y desencuentro. #ApuntesDeCaminante. ISSN: 2462-893X.

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