La angustia a bordo de mí mismo: El Extranjero de Luchino Visconti

Hoy ha muerto mamá. O quizás ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias. Pero no quiere decir nada. Quizás haya sido ayer. Primeras líneas de la novela El extranjero de Albert Camus.

Albert Camus, entre fumando, pensando y mirando
Albert Camus, entre fumando, pensando y mirando

Por: Juan Guillermo Ramírez

En 1942 aparece El extranjero, una novela filosófica de Albert Camus. En 1967 se exhibe su adaptación cinematográfica bajo la realización de Luchino Visconti. En 1960 muere Camus cerca del kilómetro 90 de París, cuando el vehículo en que iba se estrelló contra un árbol. 54 años de ausencia de un hombre que dio nacimiento a la corriente del existencialismo y que dijo alguna vez, como si fuera hoy: servir la dignidad del hombre con medios que permanezcan dignos en medio de una historia que no lo es.

Hoy ha muerto mamá. O quizás ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias. Pero no quiere decir nada. Quizás haya sido ayer. Primeras líneas de la novela El extranjero de Albert Camus, primera imagen de la película El extranjero de Luchino Visconti: perturbación permanente en la esencia misma de la memoria.

Carátula de la primera edición del clásico
Carátula de la primera edición del clásico

Con tan pocas palabras se comienza a ingresar en el dominio de una tragedia calcinada por el sol, la playa, la arena y el calor, simbología de la ansiedad, el nihilismo y la desesperanza de un tiempo muerto, estático. Porque no se vive impunemente en el final del mundo. La ambigüedad de la conducta de Mersault (no podía ser otro el que lo pudiera interpretar sino Marcello Mastroianni) al recibir el cable que le anuncia la muerte de su madre en un asilo, es la condición de un debilitamiento de la voluntad, es lo que va a perderlo casi en mayor medida que su crimen. El es un extranjero ante la vida y sus sentimientos; sus reacciones son forzosamente las de un extranjero. Es un hombre inocente, vive por y para los sentidos, como un verdadero niño. Cuando estaba en la celda así pensaba de las mujeres: Estaba atormentado por el deseo de una mujer. Era natural: yo era joven. No pensaba nunca en María particularmente. Pero pensaba de tal manera en una mujer, en las mujeres, en todas las que había conocido, en todas las circunstancias en las que las había amado, que la celda se llenaba de todos sus rostros y se poblaba con mis deseos.

El amor también era una trampa existencial
El amor también era una trampa existencial

La vida para Mersault no es un fenómeno, es simplemente un fervor, de él nunca se espera su salvación sino su servicio. Bajo el imperio de la cotidianidad, en el aquí y el ahora, su existencia carece de objetivos, es el fin en sí mismo. Es el testigo de las almas roídas por la desesperación de nuestro siglo. Su rebeldía, su libertad y su pasión son las consecuencias del espíritu lúdico de la conciencia subjetiva, es la invitación a la muerte, al suicidio.

En El extranjero de Luchino Visconti, Mersault toma por primera vez conciencia  del castigo, porque de todos modos, uno siempre es un poco culpable. Fedor Dostoievski, Leon Tolstoi, Joseph Conrad, William Faulkner, Franz Kafka, Graham Greene y Albert Camus, han dejado en sus obras una conciencia de culpabilidad mítica por la noción de mal que impera en el mundo.

Luchino Visconti dirigiendo la adaptación
Luchino Visconti dirigiendo la adaptación

La ambigüedad entre el sentido social y el sentido metafísico de El extranjero de Luchino Visconti, cobran un significado que los confunde: la muerte es la única respuesta al problema de lo cotidiano y lo natural. Mersault se encuentra y se mantiene exactamente en el paralelismo de la vida y la muerte. Se le condena a morir decapitado. Lo contrario del suicidio, es el condenado a muerte. Los hombres tienen la ilusión de ser libres. Los condenados a muerte no tienen esta ilusión. Entonces y sólo entonces, Mersault se instala completamente en el sin sentido y en su situación límite: la del condenado a muerte. Es así y nada más, como diría Jean Paul Sartre. Y es cierto que Mersault ante la muerte, está armado de una gran fortaleza. Y su corazón es como la camisa de que habla una canción popular danesa de la edad media a que alude el mismo Soren Kierkegaard: el hilo está tejido entre lágrimas y la camisa cosida en lágrimas, pero por eso resulta mejor protección que el hierro o el acero.

El extranjero de Luchino Visconti, más que una película, más que una estructura estética que involucra la imagen con el eterno padecer del género del neorrealismo italiano, es el interés centrado en la poderosa expresión de la angustia, esa enfermedad mortal que llamaba Kierkegaard, en la más acertada acepción heideggeriana, lleva a su más frenético extremo. Deja en el ambiente la asfixiante sensación de un vacío más inmenso que el abismo pascaliano o que El Túnel de Sábato.

El extranjero no podía ser otro que Marcelo Mastroianni
El extranjero no podía ser otro que Marcelo Mastroianni

El extranjero de Luchino Visconti es un cuidadoso análisis de la moral ambiente, ese cobarde resguardo y de los mecanismos que la sociedad establece para preservarla con el fin de que la convivencia sea posible y hasta cierto punto armoniosa. Pero está minada en la base, en la misma condición humana. Dostoievski era el maestro indudable de Camus. Sin exageración puede afirmarse que también Nietzsche y Kierkegaard, fueron quienes en mayor grado sembraron en Camus las dudas que como escritor y como hombre lo acosarían.


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Literariedad

Asumimos la literatura y el arte como caminos, lugares de encuentro y desencuentro. #ApuntesDeCaminante. ISSN: 2462-893X.

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