Mayo de 2019

Diseño de portada: Daniela Gaviria. Foto: Sara Gaviria Piedrahíta

La Traviesa

Con un brindis cafetero celebramos los primeros seis años de nuestra revista

Nuestra edición de mayo de 2019 se titula La Traviesa porque esteo La traviesa de mayo, es el nombre que recibe en Pereira, nuestra casa, y en  todo el Eje Cafetero, la primera cosecha de café del año. Tal vez la travesura consista en que un tinto —café negro con o sin azúcar— siempre va a ser una bebida nueva dependiendo de la altura en que haya crecido la planta, del tipo de tostión que haya tenido la semilla y de la manera en que se prepare la bebida; o tal vez los campesinos, chapoleras, alimentadoras, niños y niñas que llenan las bolsas en los almácigos, recolectores y recolectoras, y todas las personas que tienen que ver con el cultivo del café y que nunca se llevan los créditos ni las ganancias de su labor, entre quienes se cuentan nuestros padres, y algunos familiares muertos entre los cafetales, y otros queridos andariegos que desconocen su procedencia, le dieran una connotación diferente al verbo atravesar porque esta cosecha de mitad de año no es tan grande como la de finales y solo atraviesa las montañas como un consuelo por la espera y la peladez.

Por otro lado, esta revista conformada en su gran mayoría por mujeres del Eje Cafetero, de Pereira, se divierte con la idea de asociar el término La Traviesa con la forma de ser de las pereiranas, trasnochadoras, querendonas y morenas.

La seguridad que sí tenemos es que queríamos celebrar los primeros seis años de Literariedad con un brindis de café, recordando el nacimiento de la revista entre los cafetales de Colombia. Para ello, convocamos a personas cercanas a la casa, para que nos dieran sus impresiones sobre el café como tal, pero también sobre el cultivo, los lugares a su alrededor y su historia, así como sus implicaciones en la identidad. De esa conversación familiar nació esta edición donde les ofrecemos poemas de Juan Manuel Roca, Álvaro MutisAlbeiro Montoya Guiral; ensayos de César David Salazar Jiménez y Roberto Segrov; una crónica de Camilo Alzate y un relato María Paula Cárdenas Osorio. Como un plus, le dedicamos nuestro podcast de la semana a este tema que tanto nos apasiona.

Las fotografías son de Camilo Hortúa y Sara Gaviria Piedrahíta, bajo la curaduría de Daniela Gaviria.

Les invitamos a disfrutar esta edición y a compartirla (nos encuentran en todas las redes sociales como @Literariedad).

Clic acá para disfrutar nuestra edición de mayo de 2019: «La Traviesa»

A continuación algunas percepciones acerca del café por quienes integramos este comité editorial:

El café para mí es el principio y el final de mis rutinas, el espacio que reservo para mi cuerpo de la Tierra de todos, el amargor que endulza las pruebas de la vida, la canción de siempre que suena diferente en mi cabeza, la amistad de la soledad, el encuentro en el pensamiento, un libre sometimiento, la sencillez de esperar. Un comienzo. El café para mí es un comienzo.

Angélica Rodríguez Vargas

Debo calmar a mi compañero para recordarle que no es culpa del tendero que no haya café en en el único local abierto de este pueblo fantasma. Así no es posible empezar el día. La tortillera nos presta su molino para los granos de café colombiano que venían como un regalo a entregar 250 kilómetros más adelante de la carretera costera. Al otro día duelen los besos porque nos quemó la ansiedad cuando logramos conseguir agua caliente y potable para prepararlo.

Por fin llegamos, sacamos la bolsa del café que cultivó mi tío en Salento y ofrecimos nuestra bebida sagrada a quienes escapan del sol del mediodía. Nos rechazan amablemente. Pero ahora este rancho costero huele a café y sabemos que estamos en casa, aunque nunca hayamos tenido una.

Sara Gaviria Piedrahíta

El café siempre va a significar para mí la posibilidad de volver a casa, de volver a ver a mi abuelo sirviéndose el tintico que él mismo cosechaba en taza, con panela, mientras reía con sus anotaciones y datos históricos del monte. Tomar café para mí, a tiempo y a destiempo, consiste en mi identidad, mi forma de ser y de habitar el mundo; la manera de estar cerca de mi padre, también, y de acompañarlo a sorber un tinto mientras ve sus rosas. Nací en los cafetales y el tinto siempre me lo recuerda. Y me recuerda a las mujeres entre quienes me eduqué. Y a la mujer de mi vida, aún más cafetera que yo. No podríamos vivir sin tintico.

Albeiro Montoya Guiral

Literariedad

Asumimos la literatura y el arte como caminos, lugares de encuentro y desencuentro. #ApuntesDeCaminante. ISSN: 2462-893X.

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